2. Inesperado

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—Ese soy yo —su sonrisa no se borra para nada—. Me alegro tanto de verte de nuevo.

Da pasos para acortar la distancia que hay entre nosotros.

—Hay tanto que explicar —susurra—. Solo déjame hacerlo.

Pongo mi típica cara de que no me interesan sus arrepentimientos o sus excusas baratas.

—No hay nada que explicar —atajo—. Bienvenido.

Es todo lo que digo para subir los escalones que me llevan directo a la segunda planta. Me encierro en la habitación para controlar un poco mi respiración.

¿Qué hace aquí?

Despejó mi mente, no necesito atormentarme más con personas que son del pasado y que ahí deben de quedarse, no vendrán a desestabilizar mi paz mental que me ha costado mantener.

Saco mi laptop para ver las notificaciones que me han llegado después de montar el capítulo de mi nuevo libro.

Leo uno que otro comentario, hay muchos positivos, se alegran que haya vuelto. Sonrió al ver buenos resultados en poco tiempo.

Respondo algunos diciendo que no iré a ningún lado, que regrese para quedarme.

La escritura ha sido mi mejor manera de ser yo, leer es la mejor sensación del mundo. Es ir a diferentes partes del mundo, incluso crear nuevos y darle vida a esta pobre alma que no sabía que hacer en la soledad y oscuridad.

Hay mil formas de vivir y yo la decidí así.

No pierdo nada de tiempo así que me pongo a escribir más, necesito tener material avanzado para no entrar en crisis existencial.

A mitad de las ideas me quedo. El sonido de la puerta me saca de mi burbuja.

—¿Puedo pasar? —al abrir la puerta mi madre habla—. Hay que hablar.

Dejo que entre.

—Pensé que te alegraría verlo de nuevo.

Aquella niña lo haría, está ya no.

—Ha pasado mucho mamá —contesto—. No necesito nada de explicaciones del porque está aquí.

—Aún así te la voy a contar —se sienta en la cama—, Drystan se va a quedar un año con nosotros.

¿Un año?

Me llega la curiosidad de saber.

—Bastien quería enviarlo a un internado en Alemania para que acabará el instituto pero Adrien puso la opción de enviarlo con nosotros, con gente que conoce —cuenta—. No la han pasado nada bien estos dos últimos años.

Asiento. Comprendo ciertos puntos.

—Deben de hablar, van a compartir mucho tiempo juntos —agrega, sigo sin decir nada—. Yo sé que no son las mismas personas de antes, se que ahí sigue ese cariño que tanto le tenías solo es cuestión de solucionar todo.

Nada es fácil, solucionarlo conlleva a revivir cosas del pasado que no quiero recordar. Hay cicatrices que es mejor ocultar por mi propio bien.

—Deja procesar las cosas mamá —respondo por último para dejarla satisfecha.

—Está bien cariño —se levanta para marcharse—. Cualquier cosa puedes contarme, encontraremos solución para todo. Recuerda que somos una familia.

Una familia rota por mi culpa.

—Si

Tomo un largo respiro.

Yo también quiero mi final feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora