Cosmos VIII: Secretos y consecuencias

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Gliseus orbitaban alrededor suyo una gran cantidad de frutas de colores variados, estás se agrandaron junto a él al regresar a su verdadera estatura, sin embargo su aspecto no era el mismo. Al estar semanas acostumbrado al ambiente terrícola, su composición habia variado como el hecho de desarrollar una piel más suave y firme a la que tenían, su color que reflejaba la luz del sol se había intensificado.

Gemisto por otro lado, había intensificado tanto el color de su núcleo a uno similar al neón, su corteza reflejaba colores que llamaban la atención de cierto Astra que no lo dejaba de mirar desde el día que se conocieron.

Y ese Astra observador, al estar tan expuesto al calor, a las plantas, a las variadas temperaturas, hicieron purificar un poco más su alma, pero no lo suficiente para cambiar su temperamento con seres que no conocía del todo. Pero su cambio no fue tan radical como el de su compañero creador, cuyos colores llamativos y su sonrisa volvían loco el interior de su núcleo.

Gemisto notaba el gesto departe de Hautus y simplemente no pudo evitar el recordar su aspecto terrícola en exactamente el momento donde salía de las aguas calientes, su cuerpo desbordando vapor y su cabello mojado cuyas gotas caían lentamente para luego pasar sobre su piel resaltando detalles inolvidables, iluminados por las estrellas en esa noche despejada y la intensa luz de su núcleo.

—Oh, por todos los Suxariones, sí que es... Perfecto. —pensó contemplado sus recuerdos, sin distraerse de la realidad.

Gliseus, quien miraba tales expresiones notorias de los dos Astras, solo los ignoró, tratando de mantener en su órbita las frutas.

—¿Me das una? Quiero mostrarle a Nocte esto.

Gliseus entregó una de las frutas para luego ordenar las demás. Quería contarlas antes de ir a llevárselas a sus Deoros, en señal de disculpa.

—68, 69, 70, 71 y 72. Sí, son exactamente una para cada uno.

—Te clonaré unas 5 más para tí. —dijo el Astra de la creación.

Las 5 frutas clonadas flotaron hacia la órbita de Gliseus adaptándose para evitar que choquen entre ellas. Gliseus agradeció y se retiro flotando a una velocidad comúnmente Astral.

—Bueno, tengo que irme a buscar a Nocte.

—¿Puedo acompañarte? Quizás... Te choques con una estrella púrpura o te absorba un agujero negro. Conociendo lo torpe que eres.

—Ajá, pues este torpe tiene asuntos pendientes con su Deoro, así que adiós.

Gemisto se fue flotando lentamente para luego voltear disimuladamente y ver la expresión orgullosa de Hautus, divino como siempre.

—Directo en el núcleo... —susurró Hautus.

Entendió la indirecta, así que volteó para mirar a su colega irse. Simplemente apartó la mirada y se fue en dirección contraria.

Gemisto, de camino a buscar a su Deoro, sintió un poco de culpa en su núcleo.

—¿Que? Maldición, ya lo malogré. —recordó la reacción de Hautus al escuchar la palabra "Deoro" salir de sus labios.

¿Y si ahora me odia?, era lo que preguntaba en su núcleo todo el camino, preguntas similares invadían sus pensamientos. Ahora que sentía que tenía un mejor amigo Astra, tenía el total miedo de perderlo. Era como un déjà vu, una sensación de haber sentido una experiencia similar.

Luprem Universe (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora