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—Déjame ver. —Christopher tomó los brazos de Hyunjin con firmeza, sus dedos presionando la piel marcada por la violencia—. Mierda... te hice daño...

El viento susurraba a través de las hendijas de la ventana, como un testigo silencioso de su encuentro clandestino. La habitación estaba sumida en penumbra, solo los pequeños rayos del amanecer se filtraban por las cortinas, delineando los contornos de sus cuerpos.

—¿Por qué entraste? —lo miró con ojos oscuros, una mezcla de ira y preocupación—. Dije que pasara lo que pasara, no lo hicieras...

Hyunjin sostuvo la mirada, su expresión lucía  desafiante.

—Pero entre nosotros, el que más está dañado eres tú...—sus palabras salieron entrecortadas, cargadas de una emoción que no podía ocultar—. No podía simplemente quedarme en un lugar y obedecer eso...

—Podías, pero no lo hiciste...—Christopher se apartó, liberando los brazos de Hyunjin. 

—¿Cómo querías que no me quedara? ¿Eh? ¿Crees que alguien podría haberse quedado quieto y normal escuchando gritos y golpes desgarradores? —rió por lo bajo, pero el sonido carecía de alegría. —Yo no puedo, Christopher...

Las marcas en su piel eran un mapa de su tormento. Cada moretón, cada arañazo, hablaba de la lucha desesperada por proteger al otro. Hyunjin había entrado en esa habitación con el corazón en la garganta, con la certeza de que no podía quedarse al margen.

—¿Cómo lograste detenerme? —Christopher lo miró fijamente, sus ojos grises buscando respuestas. —Ese hechizo... ¿qué fue?

Hyunjin apartó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. No sabía cómo explicarlo, cómo poner en palabras la magia que había surgido de su interior, porque ni él estaba tan relacionado con lo que surgía dentro de si mismo.

—Yo... yo solo... utilicé mi magia... —susurró, temeroso de la reacción de Christopher.

Christopher frunció el ceño, pero no por el hecho de que pudiera usar magia.

Sabía que la suya era diferente, oscura y peligrosa. El hechizo en su sien solo lo contrarrestaba magia absolutamente pura, y la de Hyunjin... la de Hyunjin era algo más, rebasaba lo puro..

—¿Cómo?

Hyunjin mordió su labio, pensando en la llama que había invocado. Una llama que había crecido con su deseo desesperado de que el dolor de Christopher parara.

—Solo visualicé una llama que poco a poco se fue extendiendo... —susurró—Con el deseo de que tu dolor parara...

Christopher lo miró, sus ojos llenos de asombro y algo más.

—¿Puedes utilizarla de nuevo?

Hyunjin no lo sabía. Era la primera vez que había sentido algo así. Pero intentaría.

Lo que era su mayor sueño ahora es un completo enigma..

El viento seguía susurrando, como si también anhelara ser parte de su historia. Y en esa habitación, con las marcas como testigos, se extendia algo más que magia..

Christopher lo miró con una gran extrañeza.

Es cierto, Hyunjin lo había dicho, pero... estaba muy sorprendido. Fue absolutamente sorprendente que con un poco de su magia haya detenido el dolor y más...

¿Quién realmente era Hyunjin?

Estaba empezando a cambiar de opinión. No quería entregarlo. Christopher, que creía saberlo todo, parecía no entender nada. Así que miró por la ventana y empezó a intentar comprender.

𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑛𝑑𝑜 𝐿𝑎𝑠 𝐸𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎𝑠. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora