Always | La hermana de Harry Potter | Draco Malfoy y tú [TERMINADA]

52 | Supervisiones

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"COMPÓRTATE"

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CUANDO ENTRARON AL AULA, UMBRIDGE SONREÍA, TARAREANDO. Entonces, los llamó en orden y todos se habían callado.

—Guarden las varitas —ordenó sin dejar de sonreír—En la última clase terminamos el capítulo uno, de modo que hoy quiero que abran el libro por la página diecinueve y empiecen a leer el capítulo dos, titulado: "Teorías defensivas más comunes y su derivación". En silencio, por favor —añadió, sentandosé detrás de su mesa.

Los alumnos suspiraron mientras abrían sus libros por la página diecinueve. La clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras se había vuelto casi tan aburrida como Historia de la Magia, con la diferencia de que el sapo rosa era mucho más irritante que Binns, que al menos no molestaba.

Volteó la cabeza para mirar a sus compañeros,
pudiendo ver que Hermione tenía la mano levantada nuevamente.

La profesora Umbridge también lo había visto, y no sólo eso, sino que al parecer había diseñado una estrategia por si se presentaba aquella eventualidad.

En lugar de fingir que no se había fijado en Hermione, se puso en pie y pasó por la primera hilera de pupitres hasta colocarse delante de ella.
Umbridge se agachó y susurró para que el resto de la clase no pudiera oírla.

—Dice que los contraembrujos no deberían llamarse así—Dijo Hermione con alta y clara—.
Dice que "contraembrujo" no es más que un nombre que la gente utiliza para denominar sus embrujos cuando quieren que parezcan más aceptables. Pero yo no estoy de acuerdo.

—¿No está usted de acuerdo?

—No —contesto la azabache— Al señor Slinkhard no le gustan los embrujos, ¿verdad? En cambio, yo creo que pueden resultar muy útiles cuando se emplean para defenderse.

—¡¿Ah, sí?!—exclamó la profesora Umbridge enderezándose— Pues me temo que es la opinión del señor Slinkhard, y no la suya, la que nos importa en esta clase, señorita Granger.

—Pero... —empezó a decir ella.

—Basta —La profesora Umbridge se dirigió a la parte delantera de la clase y se quedó de pie
delante de todos.

—Señorita Granger, voy a restarle cinco puntos a la casa de Gryffindor.

Hubo murmullos.

—¿Por qué? —preguntó Harry, furioso. Leslia lo miró con los ojos muy abiertos a modo de "cállate, ¡ya!", Pero su hermano no le miró.