Capítulo 1

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Jisoo llevaba más de una hora entre dos omegas desconocidos. No sabía quién tenía más miedo, si ella, o los chicos que miraban por la ventana sin cesar.

El camino hasta la casa de la familia Kim, había sido bastante largo. Vivían prácticamente, en el rincón más alejado de Seúl.

Dos alfas habían recogido a la chica en la puerta de su casa. Como lo habían previsto, no sería difícil infiltrarla, sobre todo teniendo en cuenta que Lisa, venía preparando una historia para traer a una omega, que iría a trabajar allí.

Podía ver a ambos omegas temblar, provocando que ella misma estuviera nerviosa y ansiosa. Su misión estaba clara, y posiblemente, iba a morir en el intento. No sabía cómo actuar, y tampoco lo que se iba a encontrar. Ni siquiera sabía golpear. Jisoo, iba a morir en esa casa.

Estaba mareada por el aroma de ambos alfas. Llevaban demasiado tiempo encerrados en ese vehículo y en cualquier momento iba a vomitar provocando una molestia entre los hombres, que fácilmente, podrían acabar con ella. Jisoo no sería capaz ni de matar a una mosca. Moriría fácilmente.

No había tiempo para arrepentirse. No había manera de pedirle amablemente al conductor que la llevara devuelta a su casa, junto a Nayeon. Podrían estar viendo un maratón de alguna serie que no aportaría nada a su vida, para luego, comer pizza toda la tarde y luego irse a su habitación a ver más series, pero no, estaba rumbo a su destino. Destino del que no podía escapar aunque quisiera. Estaba condenada a una muerte horrible. Ya había sufrido demasiado en la vida. ¿Era necesario más sufrimiento?

El vehículo se detuvo en aquella carretera vacía, que no parecía llevar a ningún lado. Ambos alfas descendieron del vehículo, y desde su posición, Jisoo notó como comenzaban a hablar sobre algo en particular. Uno de ellos, tomó el teléfono y parecía que realizó una llamada. Era todo lo que distinguía. Nada más. Aún no se encontraba con nadie de la familia, o al menos, no con la única cara visible. Kim Jong-In.

Observó a los omegas, que habían pasado de temblar, a tomarse de las manos. Parecían reconfortarse de esa manera. Jisoo deseaba saber cuál sería el motivo por el cual ellos iban a esa casa.

Tal vez son parte de sus negocios sucios.

Una mala sensación cruzó el cuerpo de la chica y su estómago comenzó a revolverse. Esa familia podría hacer de todo con ella. Todo lo que quisieran. Si necesitaban una ama de llaves, iría ella, o si deseaban sacar sus molestias, la usarían a ella.

El par de alfas volvió al vehículo y continuaron con su camino. Aún les quedaba mucho tiempo por recorrer. Jisoo apoyó su cabeza en el vidrio del vehículo, y cerró los ojos.

Cuando el vehículo se detuvo, la omega abrió los ojos, encontrándose con un atardecer precioso desde ese punto de la ciudad.

Bajó lentamente, y sus ojos se toparon con una casa. Más bien, un palacio completo. Jisoo jamás creyó ver un lugar tan grande, colosal y perfecto como ese. Poseía un estilo muy clásico, y varias columnas se mostraban sin ningún tipo de vergüenza. Podía contar unos cuatro o cinco pisos, por lo bajo. Había varios arbustos a los lados de la casa, y contó más de ocho de esas camionetas, estacionadas a un lado. Era magnífica.

Giró su cuerpo, y se encontró con una gigantesca reja, que la separaba con el resto del camino. Ninguna persona en su sano juicio iría a meterse al infierno.

—Siga, por favor.

El que había conducido todas esas horas, le mostró una sonrisa que se notaba bastante suave, pero Jisoo estaba más asustada. No sabía porque había aceptado esa locura.

Con pasos torpes, logró llegar hasta la entrada de la casa, y al cruzar la puerta, su sorpresa se hizo mayor. Esa familia tenía dos cosas muy presentes. Dinero y estilo.

INFILTRADA - JENSOO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora