midnight love ❍ shiba yuzuha

❪𝟬𝟯❫ TARDE DE CASTIGO

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Debido a los pensamientos que estaba asaltando la mente de Sakura olvidó que al día siguiente era la encargada de lavar los platos junto a Yuzuha, ya que ella fue notificada y no le dijo porque temía demostrar sus sentimientos viéndola a los ojos. Por intentar no mirarla mientras le decía que debían lavar los platos olvidó por completo la situación, así que cuando las encargadas se dieron cuenta que estos no habían sido lavados para mediodía fueron castigadas.

Ahora no sólo debían lavar los platos que llevaban ahí unas cuantas horas, sino que limpiarían los baños tras eso.

—Yuzuha, lo siento mucho… —intentó justificarse Sakura con lágrimas en los ojos al ver a Yuzuha. Recién las dejaron en el interior de la cocina a solas y pudo demostrar lo mal que se sintió por lo olvidadiza que era, y además porque no quería verla a los ojos. Resultó contraproducente al saber que pasarían varias horas juntas a solas.

Yuzuha le sonrió con amabilidad, poniendo su mano encima de su hombro.

—No te preocupes, Sakura. No estoy molesta.

—¡Pero ahora tienes una mala experiencia del campamento! Además, ¡es horrible lavar los baños!

En realidad Sakura estaba fingiendo los motivos por los cuales le estaba pidiendo perdón. Internamente lo hacía para que la perdonará de haber tenido pensamientos impuros por ella, sobre todo porque esa noche que habían pasado nuevamente la madrugada juntas a la orilla del río Sakura no pudo dejar de mirar sus labios todo el tiempo.

Colocando ahora su otra mano en su hombro, Yuzuha se acercó más a ella, esbozando una sonrisa pacífica y tranquila. Al estar cerca de su rostro Sakura sintió que explotaría en cualquier momento.

—No cualquiera tiene la experiencia de lavar un baño, ¿no crees? —se rio para aligerar el ambiente. Funcionó un poco.

—P-Pero… ¿me perdonas? —sus labios hicieron un mohín, mirándola unos pocos segundos para después esquivar su mirada con vergüenza. Yuzuha se rio, asintiendo.

—Honestamente la pregunta me ofende.

—Boba —soltó una risita al oírla.

—Nah, en serio, Sakura. Sí te perdono si es lo que querías oír. Mira, todos cometemos pequeños errores y yo también tiendo a ser olvidadiza, probablemente me hubiera podido pasar a mí así que te entiendo —le palmeó la cabeza con cariño—. Es mejor porque así pasaremos más tiempo juntas, ¿no crees?

Todo eso causó un cortocircuito en Sakura que ya no pudo describir.

Después ambas comenzaron a lavar los platos con rapidez (ya que eran bastantes) sí querían ir después a lavar los baños y así terminar temprano. Sakura tras el cortocircuito decidió intentar olvidar esos sentimientos y ser ella misma como siempre, porque sino Yuzuha podría sospechar y eso sería demasiado vergonzoso.

—La verdad la vida de una estudiante universitaria es muy difícil y más por la carrera. Si arquitectura es difícil, negocios también —suspiró—. Pero lo harás bien, veo que eres muy aplicada y dedicada.

Yuzuha sonrió, agradecida por el voto de confianza de su parte. En ese momento Yuzuha estaba tallando los platos y los pasaba a Sakura para que los enjuagara, haciendo nuevamente un buen dúo en una cosa tan simple como lavar platos. En realidad era muy divertido.

—Sé que lo lograré, soy persistente si me lo propongo.

—¿Tú hermano mayor en qué trabaja, Yuzuha? —recordaba el pasado de ellos, cómo habían formado parte de una pandilla y que se disolvió tras conquistar todo Japón, más no hablaron de ese tema en específico. Yuzuha la miró de reojo.

—Está dirigiendo algunos restaurantes, es bueno en su trabajo. Taiju me recomendó este campamento. Es muy cristiano, y bueno, yo también pero él me gana —se rio un poco. Eso llamó la atención de Sakura, por lo que intentó recordarlo más sin embargo nada llegó a su mente; tal vez iba a otra iglesia.

—Qué bueno que viniste, así pude conocerte —murmuró avergonzada Sakura. De nuevo, sabía que era un comentario normal, pero consciente de que su mente la estaba traicionando ya no sabía cómo tomar sus propias palabras. Claro que Yuzuha no lo notó, sino que le sonrió en grande.

—Lo sé. En definitiva eres la persona más agradable de todo el lugar.

—B-Bueno… Todas son muy agradables —intentó verse modesta, sobre todo porque le apenaba un poco que la halagara. Yuzuha se rio.

—Lo sé. Pero tú eres diferente, Sakura.

«Diferente», se repitió en la cabeza varias veces… Sí, lo era. En ese momento se daba cuenta que algo le estaba sucediendo y esa palabra la hizo identificarse. Pero, ser diferente no era malo, ¿verdad?

Sakura se sonrojó un poco y volvió su mirada hacia los platos restantes, que ya eran muy pocos.

—Supongo que tuviste suerte, no soy realmente cercana a nadie. Soy amiga de todas, pero no tan amigas.

—¿De verdad? —pareció sorprendida, poniendo su brazo a un lado cuando terminó de tallar platos y dejarlos en la zona de Sakura. La rubia asintió.

—Es verdad.

—Entonces soy muy afortunada. Eso es genial —los ojos de Yuzuha brillaron.

Terminó de enjuagar los platos y ambas los acomodaron rápidamente en donde correspondía. Eso fue a buen tiempo porque quienes cocinan la comida ese día no debían tardar en llegar para comenzar, y Sakura no quería ser una molestia para ellas considerando que cometió un error y ese era su castigo.

Luego se dirigieron hacia los baños más cercanos con todo lo necesario para limpiarlos. Sakura tenia mucho tiempo sin lavar uno (siempre pagaba a alguien para que lavara el baño de su apartamento) así que tuvo que mirar dos veces antes de hacer cualquier movimiento, con temor a equivocarse y que terminará peor de como empezó. Al menos eso trataba.

—Déjame ayudarte —le dijo Yuzuha al ver que su mano no podía llegar al interior del baño. Sakura se quedó quieta mientras ella tomaba su mano, entrelazando sus dedos y la ayudaba a alcanzar la zona. La mano de Yuzuha eran tan cálida y suave que no quería soltarla, y aún cuando se encontraban en una situación nada romántica deseó no soltarla.

Claro que, el momento llegó y Yuzuha se apartó de ella después de ayudarla. Además, no se dio cuenta que en ese preciso momento la ayuda de Yuzuha no fue necesaria y menos que entrelazara sus dedos.

¿Acaso estaba loca o debía interpretar eso como una señal?