—¿Estás bien, chiquita? —Una voz muy grave y dulce me susurra en mis sollozos.
Levanto la mirada, sorprendida por la presencia de Enzo. Su expresión revela una genuina preocupación.
—Escuché todo lo que te dijo el director, solo es un papel, ¿verdad? —dice con comprensión en sus ojos.
Asiento, tratando de contener las lágrimas que amenazan con escapar. Ni siquiera entendía porque el estaba aquí. Otra vez en un momento vergonzoso para mí, aunque con el se sentía bien.
No podía emitir muchas palabras, muy dentro de mí había algo que no me lo permitía.
—Mira, entiendo que esto no es lo que esperabas, pero a veces el verdadero desafío está en los roles que no esperamos desempeñar. Podrías sorprendernos a todos, incluido a vos misma, con tu actuación —añade, tratando de alentar.
Sus palabras me llegan en lo más profundo. ¿Podría realmente encontrar el brillo en este papel que no buscaba? Aprecio la forma en que Enzo intenta levantar mi ánimo.
—No dejes que una decisión de casting defina tu valía, Mara. Estamos en esto juntos, así que hagamos de esta experiencia algo inolvidable —me dice, ofreciéndome una sonrisa amigable.
—Gracias, Enzo. Es solo que no esperaba ser la sirvienta en la historia. —mi voz revela mi decepción.
Él asiente comprensivo. —Entiendo, pero a veces los personajes más inesperados pueden ser los más memorables. Dale tu toque personal, sorpréndenos a todos.
La tensión disminuye, y una conexión especial parece formarse entre nosotros en ese inusual encuentro en el baño del estudio.
—Voy a dar lo mejor de mí. Gracias por tu apoyo, Enzo. —expreso, sintiendo que esta charla ha marcado un giro positivo en mi perspectiva.
—Eso es lo que queremos escuchar. Ahora, ¡volvamos al set! —dice Enzo, ofreciéndome su brazo como apoyo.
Regresamos juntos al set, dejando atrás los prejuicios de mí papel