Kirkman y Cooper.

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Yo-. Señor Kirkman, es un honor conocerlo en persona.

Kirkman-. El honor es mío. Tenía muchísimas ganas de ponerle cara a su persona. Quiero que sepa que lo que usted trae entre manos me ilusiona y apasiona. Es algo en lo que creo desde hace mucho tiempo, pero que consideraba que tal vez nunca nadie se atrevería a poner en marcha en ningún sitio.

Yo-. Nos va a acompañar en esta entrevista la señora Annabel Lee. Es la primera recluta de este ejército que esperamos reunir.

Kirkman-. Es usted la activista de Newark. Trabaja en el bufete de Brown y Taylor, ¿ verdad?.

Annabel-. Sí, y le confieso que para mí fue toda una sorpresa su nombramiento. Pero es justo poner a los mejores al frente, aunque sean independientes.

Kirkman-. En DC no entendería mucha gente su ironía, pero se lo agradezco mucho. Es una oportunidad para hacer algo que valga la pena. Como lo es la oportunidad que nos brinda la señora Zugasti a través de su fundación.

Yo-. La oportunidad nos la brinda a todos la fundación Ana López de Aiala. Ahora lo que nos toca a nosotros es el trabajo duro.

Entramos al local y nos acomodamos en una mesa al lado de la cristalera que da a la avenida. Rápidamente pedimos la comida y agua mineral para todos. Yo comeré una ensalada de canónigos con frutos secos y ternera en salsa de oporto de segundo. Annabel coincide conmigo en la ensalada pero tomará merluza rebozada y Ton comerá pasta y albóndigas de cerdo. Nada más pedir le entrego a Ton su dossier amarillo, que abre y empieza a estudiar. Es arquitecto, se nota. Ojea todos los planos escudriñándolos como si no quisiera dejar nada pasar desapercibido. Pregunta un par de detalles. Conoce el proyecto por encima porque hemos tratado varias veces por teléfono o por correo electrónico. Es más, algunas aportaciones suyas han sido muy interesantes y están reflejadas en el original.

Kirkman-. Señora Zugasti, es mucho más completo de lo que habíamos hablado. Es… es mucho más que toda la ciudad, es eso…  Es completo. Impresionante.

Annabel -.  Es necesario abarcar el problema en su totalidad para tener garantías de éxito. Ahora que ese plan existe, no puede dejar de llevarse a cabo. ¿ Qué compromiso tenemos de su parte, señor Kirkman?.

Kirkman-. Annabel, esto es tan importante para ti como para mí. Desde que Virginia me contactó hace unas semanas, esto se ha convertido en mi sueño, en mi esperanza de que podamos conseguir algo realmente bueno esta legislatura. Mi compromiso es total, pero debemos dosificarnos. Estamos en mitad de una crisis sanitaria sin precedentes y la casa blanca tiene prioridades. Debemos establecer una estrategia a la altura de las expectativas. No quemar a nadie antes de tiempo.

Yo-. Eso es y ha de ser así. Pero lo que necesitamos de momento de usted es que empiece a sondear posibles apoyos, señor Kirkman.

Kirkman-. Ton, por favor Virginia. Créeme que ese trabajo ha empezado ya. Estoy promoviendo discretamente varios estudios y sondeo a todos los secretarios a los que tengo acceso. He empezado a estudiar apoyos en el congreso y en el senado.

Annabel-. Jajaja Aaron me comentó hace diez días que se encontró contigo en una tienda de la avenida de Pensilvania y que charlasteis un momento. Me dijo que le resultase un tipo curioso, muy expresivo y simpático. Trabajas duro Ton, pero de los demás, ¿Qué puedes avanzarnos?.

Ton-. Jajaja A tu esposo le puse una interrogación de momento, la conversación no fue tan aclaratoria como él dice, pero al margen anoté “altas esperanzas”. El resto es demasiado volátil, me costará mucho más trabajo, pero al igual que con Aaron, mis esperanzas son grandes. Mi determinación también lo es.

Annabel-. Pon un check al lado del senador Aaron Pears, de ese me encargo yo. Vaya, acabo de tener una idea. Tania Mendoza, la alcaldesa de Newark, es amiga personal mía y está en NY ahora. Hemos coincidido en una reunión de la fundación de la policía estatal esta mañana y me ha dicho que estaría todo el día en NY. Podría llamarla y que venga. Es una persona comprometida con sus vecinos. Esto será una buena noticia para ella y seguro que se sube a este tren.

La mujer que vendió el mundo. Tercera entrega de Virginia Zugasti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora