Capítulo 12: El final

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De las cosas más inverosímiles que Kenny alguna vez creyó escuchar en su vida, aquello dicho por Hanji era la que menos hubiera esperado escuchar.

—Traute no sabe... —empezó a refutar hasta que posó su mirada en ella.

Cansada, dolida, derrotada.

Había confundido aquello con un silencioso reclamo para formalizar la relación, ante lo cual Kenny se había resistido hasta asegurarse que Sannes ya no existía y ella no volvería a estar en peligro.

Ante aquello un sabor amargo inundó el paladar de Kenny.

Traute le había mentido. Había dicho que Sannes había intentado pero no había conseguido consumar el abuso. Pero por lo que Kuchel había dicho sobre el infeliz jactándose contradecía a Traute.

Y aquello lo ponía peor porque le hubiera arrancado las bolas y se las hubiera metido en su estúpido hocico.

Hizo bien en matarlo. 

...

Porque él fue quien lo mató. 

... 

¿Verdad?

Miró nuevamente a Traute, tratando que sus emociones y afecto por ella no influyera en su capacidad de analizar a las personas.

Ojos cansados, mirada tensa, cuerpo frágil aunque tiene la capacidad de derrumbar a un hombre fuerte y podía fracturar algunos huesos, matarlos no estaba en su naturaleza.

...

¿Verdad?

Los ojos claros de Traute se volvieron hacia él y permitió que la leyera.

Kenny soltó una maldición entre dientes.

Hanji volvió a darle un beso a Levi, asegurándole que todo estará bien y que pronto estarán juntos disfrutando de unas buenas vacaciones. Mentalmente ella anotó llevar a Levi a que lo revisen por si no tiene alguna fractura o herida que requiera tratamiento.

Levi soltó la mano de Hanji, confiando plenamente en las deducciones de su esposa.

Y Traute empezó a guiar a Hanji en lo profundo del bosque, perdiéndose entre grandes árboles.

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El sitio era más frío y la ausencia de Levi le provocaba estremecimientos. Además, sus zapatos, aunque fueran de tacón magnolia, no eran los adecuados para esa caminata en un bosque en el cual se adentraban más y más. ¿Qué tanto había arrastrado Traute a Sannes? El camino se le hacía eterno.

—Cuidado más adelante, hay una pendiente bastante camuflada con las malas hierbas y fácilmente podrías resbalar.— indicó Traute, volviendo sus ojos hacia la castaña. —No tenemos que bajar por ahí pero desde ese punto son aproximadamente diez metros más a la derecha.

Hanji asintió.

Aquello le provocó una punzada de ansiedad a Traute, quien miraba nuevamente a Hanji. Esa era la mujer que podía destruir el mundo de Levi en un instante y, cuando se enteró del divorcio, le había guardado resentimiento hasta que vio cómo de verdad ella se preocupaba y estaba dispuesta incluso ir con una extraña solo porque Levi creía en Kenny.

—No entiendo.— dijo en voz baja Traute, y Hanji la escuchó sin problema.

—¿Qué es lo que no entiendes?— preguntó la castaña.

—Lo confiada que eres.— reprochó Traute. —Esto podria significar tu infierno y tu muerte.

Hanji se mojó los labios ante la resequedad que sentía. No conocía lo suficiente a Traute, solo de lo que Levi le había dicho... O Levi había creído saber. No quiso tocar el tema del abuso de Sannes porque era un tema demasiado sensible, así que fue a uno menos espinoso y muy importante.

Adheridos SeparadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora