Apagón

Sector medio

—...Y recuerden reclamar el bono alimenticio que Nutrimerca, patrocinador de este programa está obsequiando a los usuarios, puedes participar con tan solo hacer una compra de cien créditos soberanos, ¡aprovecha esta oferta limitada hasta los meses de navidad!, nuevamente, gracias a Nutrimerca por patrocinar este programa —decía el locutor de la radio—. Ahora una canción a petición de una escucha, la señora Velásquez, con el tema: Te Juro Que Te Amo, para alguien especial... Recuerden sintonizar siempre la Urbe 79.9FM, a diario con los mejores temas de antaño y el momento.

Al escuchar aquella petición tan especial, él solo pudo subir el volumen y recordar aquellas épocas de cuando lucía más joven, era su aniversario, y vaya que comenzó bien; mientras manejaba, contemplaba brevemente la animosidad de la gente, se acercaban fechas de celebración, las luces rojas y verdes, las guirnaldas y adornos dorados poblaban las calles; pudo observar a la razón de su sonrisa también, animosa por ver llegar a su padre para recogerla del colegio, al estacionarse él hizo sonar tres veces la bocina del carro y ella se acercó entre la multitud que recién salía de clases, abrió la puerta del copiloto y subió al asiento.

— ¡Mira papi! Me regalaron un globo —exclamó acercándolo a su cara—, hoy la maestra habló de la zona prohibida, ¡qué malos son los invasores! —Dijo al final con un ápice de disgusto; traía el largo y castaño pelo medio sudado, el uniforme, que alguna vez fue blanco como la nieve, ahora era más bien de un tono cenizo en algunas partes.

—Así es, tu papi tiene que trabajar muy duro, todos los días para poder mantenernos a salvo de ellos —explicó tranquilamente—; a ellos solo les importa robar y saquear, pero no quieren trabajar honradamente, por eso son malos, muy malos. Ponte el cinturón de seguridad que vamos a la casa.

Con el arranque del motor, subió un poco más a la melodía de la radio; mientras escuchaba, miraba a los costados, el cielo advertía lluvia como de costumbre, su tono grisáceo recordaba a una pantalla de televisor sintonizado en un canal muerto, si llovía era seguro que habrían fluctuaciones en la electricidad, y no deseaba eso hoy; era su día especial. A medida que atravesaba la avenida principal del sector Sabana Grande, pudo observar el neón de los comercios y un holograma de LatínCola girando sobre sí mismo, al otro lado en la acera, un pequeño accidente vehicular, había multitud de personas haciendo escándalo y un par de hombres discutían vivazmente, los miembros de la policía nacional estaban ahí, pero no parecían alarmarse, al girar a la derecha divisó la salida al sector residencial, fuera de la urbanización y las torres comerciales de Gun security; "invierta en su seguro" decía el eslogan, ver la valla publicitaria le recordó que debía cambiar algunas piezas viejas del almacén de repuestos.

La pequeña niña cantaba al coro de la canción, a medida que se adentraban en el sector San Pedro, y atravesaban la carretera frente a la iglesia de la santísima virgen del Chiquinquirá, él se percató por un momento que la misa del sábado ya estaba por terminar y trató de encontrar allí a su esposa, aunque sin éxito, acercándose escuchó el ruidoso rotor de un par de helicópteros de doble hélice de la policía militar que se adentraban en la zona exterior, aun a lo lejos podía divisarse el gran cerro. Al estacionar frente a su casa bajó del auto y cargó el bolso de la pequeña, dispuesto a entrar y preparar sus cosas de la tarde.

— ¡Don Velásquez! —Llamó el jardinero del vecindario alzando la mano, un hombre moreno, desaliñado; de cabello graso y bigote fino, llevaba su típico jean sucio, franela sudada y sandalias viejas, además de un sombrero para el sol; sobre su cuello colgaba el carnet de estadía temporal, brillando en luz dorada y carmesí —disculpe que lo moleste ahorita, pero hoy temprano me encargué de limpiar el frente de su casa como puede ver —ya a esas horas usualmente estaba terminando su jornada diaria para luego marcharse.