Zackary Frigerio
-Y ahora que vamos a hacer- murmuraba Madison mientras caminaba de un lado para el otro en la bodega.
-Ya siéntate Evans, el que estés caminando de un lado a otro no nos sacaras de aquí.
Madison en algún punto puede llegar a ser insoportable y esto es un claro ejemplo de ello, no puede mantener la boca callada y eso me provoca dos cosas.
Número uno: Que quiera poner cinta adhesiva en sus delicados delicados labios para que pueda ya dejar de quejarse tanto.
Numero dos: Querer rebanarme el cuello y acabar con mi tortura de una vez por todas.
- Ya estas empezando a colmar mi paciencia así que mantén la boca cerrada Evans.l
-Disculpa, si bien lo recuerdo todo esto es por tu culpa refrigerio, sin no me hubieras jugado esa maldita broma no estaríamos aquí.
¿porqué lo tiene que repetir a cada rato?, acaso no puede hablar de otra cosa. No es mi culpa que haya caído en la trampa que le puse.
-Si ni fueras tan terca esto no estaría pasando-dije entre dientes-
-¿Me acabas de llamar terca?-gruño-.
- Así es, porque si fueras un poco más inteligente te hubieras marchado al ver que la puerta no abría, pero por tu necedad la abriste y ahora estamos aquí encerrados - ya es muy tarde para arrepentirme de haber hecho esto.
No dijo nada más después de eso. En la bodega solo quedo un profundo silencio.
La compañía de Madison se sentía mucho mejor cuando no está hablando, estar escuchando sus quejas y balbuceos estaban provocándome una migraña.
-Lo único que tenias que hacer era quedarte callada Evans-.
Ella no se inmuto por lo que le dije. Al voltear hacia su dirección pude darme cuenta del motivo de su silencio, se había quedado dormida.
Estaba recostada en el suelo con la cabeza puesta en un costal de papas. Su resaca la estaba matando desde la mañana, no puedo creer como un minion de un metro sesenta y ocho puede beber tanto.
Habian pasado aproximadamnete una hora desde que Madison se durmio y yo ya estaba empezando a aburrirme, ya llevábamos un largo rato ahí y no había manera de poder salir no aún , no podía ni siquiera llamar a alguno de mis amigos porque la señal era malísima. Así que saque mi celular para poder escuchar música junto a mis audifonos para no despertar a Madison.
Coloque los audífonos en mis oídos y Time de Pink Floy empezó a sonar a través de ellos. Cerré mis ojos para poder sumergirme entre sus letras dejándome llevar por ellas. Me sentía tranquilo tanto que me fue difícil no empezar a cantar en voz baja.
Home, home again
I like to be here when I can
And when I come home, cold and tired
It's good to warm my bones beside the fire.-Zack-la voz dormilona de Madison apareció cuando ella quito uno de los audífonos que yacían en mis oídos.
-Dormiste bien taches de rousseur.
-No sé qué es lo que dijiste. Pero respondiendo a tu pregunta si, si pude dormir-.
-Bien- me detuve unos segundos en sus ojos. Eran de un tono verde, el más hermoso que he vistos sus labios tenían un lijero color rosa y unas pequeñas pecas se hacían presentes por todo su rostro. Ella es simplemente hermosa.
-Refrigerio- aparte mi vista de ella-Oye estas en otro mundo, te estoy hablando-me dijo mientras jalaba de mi chaqueta.
-Que quieres Evans-alce mi mirada para verla nuevamente-No solo interrumpes mi música y ahora también estas irrumpiendo mi espacio personal-masculle sin gracia.
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Eres mi perdición
Ficción GeneralAveces conoces chicas que te hacen perder la cabeza, pero no cualquiera hace que la pierdas de buena manera. Pero llegó una que con sólo escuchar su voz te domina por completo, aquella que te mantiene aferrado a ella, aquella que despertó todo sent...