• Escenarios ficticios con personajes de Call of Duty como: {Konig, Ghost, Soap, Price, Alejandro, Keegan, etc}
• Contenido para adultos. (+18)
• Ideas algunas sacadas de "Character Ai" créditos de la idea a sus respectivos creadores.
• Alerta de er...
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O N E S H O T -
— ¿Me estás diciendo que a la división que fue hace solamente dos horas enviada, fueron emboscados por los mismos hijos de perra que hicieron de las suyas precisamente anoche?— cuestionó con sequedad mientras mantenía su mentón apoyado en sus manos.
El soldado que había dado las noticias se estremeció por completo. Si de algo era conocido el Sargento Keegan P. Russ es su tranquilidad y hoy claramente no estaba tranquilo, para nada y eso significaba una sola cosa.
Correría sangre.
— Puedes retirarte.
— S-Si señor.— Balbuceo con torpeza el soldado luego de retirarse apresurado.
Keegan suspiró con pesadez, últimamente nada le había salido bien. Desde las misiones sumamente importantes hasta el simple hecho de acomodarse en su cama y dormir (algo que notablemente no había hecho, las ojeras que tenía debajo de sus ojos cualquiera lo confundirían con una especial de zombie)
Unos suaves y ligeros golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.
—Adelante.
La puerta fue abierta por ____ Baker una camarada que hace un par de meses formalizó una relación amorosa, algo que en toda su vida jamás había hecho. Esa mujer sacaba todo lo bueno de él pero sabía que en esos momentos, nadie podía sacarlo de lo molesto que estaba, ni siquiera ella ya que nunca le había enseñado esa faceta de él.
—¿Si?— musitó con sus ojos puestos en sus documentos.
—Te traje el almuerzo.— respondió con tranquilidad.
—Gracias.
Ella alzó una ceja al oírlo más tosco y frío de lo usual.
—¿Pasó algo?
—No.
—Pues parece que si.— insistió cruzandose de brazos en busca de respuestas.
—Nada de tu incumbencia Baker.— respondió sin mirarla.
Ella permaneció en silencio, examinando cada una de sus expresiones.
—¿Por qué evitas mirarme a los ojos Keegan?
—Estoy ocupado.
—Vamos no seas tan cerrado conmigo, puedes decirme si te sien-
—¡Ya vete maldita sea!— exclamó golpeando la mesa con fuerza, provocando que el almuerzo que ella le había traído acabara por los suelos esparcidos.
—¡No te atrevas a gritarme y mucho menos a tirar la comida!— respondió con enojo mientras caminaba hacia el almuerzo esparcido en el suelo, —Me costó muchísimo encontrar tiempo para hacerlo, ¿Sabes?— Susurró con pesadez.
