Capítulo 6.

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No tenía ni idea de cómo Harry conocía mi dirección, y tampoco estaba segura de si debía asustarme o simplemente dejarlo estar, pero lo que sí sabía es que este chico conseguía sorprenderme. Así que en cuanto recibí el mensaje, cerré la película y miré el reloj. Las 5 y 20. Mmmmm sí, tenía tiempo pero tampoco podía relajarme. Así que subí a mi cuarto y abrí el armario para buscar algo de ropa más mona para cambiarme. En ese momento nada me parecía mono ni oportuno, pero ya estaba acostumbrada a que me dieran las crisis de no saber qué ponerme y de no ver ninguna de mi ropa útil justo antes de salir. Así que cogí la primera blusita que vi, me dejé los pantalones negros y las converse blancas y pillé mi chaqueta vaquera, el bolso y collar mono para darle un detalle más arregladito. Fui al baño y me retoqué un poco el maquillaje, me cepillé el pelo y me di una repasadita con la plancha. Y lista. Miré el reloj, las 6 menos 10. Yeeeeeeeah, lo había conseguido.  Bajé las escaleras y me puse en el ordenador mientras esperaba a Harry. Entré en Facebok y vi que tenía varias peticiones de amistad: la primera era de Katy, la acepté sin dudarlo. La segunda me sorprendió un poco más, Gabi me había puesto una carita sonriente en el mensaje de la petición de amistad. ¿Gabi? ¿EN SERIO? Realmente me planteé la opción de si aceptar o ignorar su petición, no sabía a que estaba jugando, pero teniendo en cuenta de que hoy iba a quedar con Harry, si me hacía fotos y las subía estaría expuestas para que ella las viera. Aceptar. La tercera era de Liam, me hizo sonreír que en el mensaje de petición me hubiera puesto un vídeo de McFly del que habíamos estado hablando durante la vuelta de la universidad, seguido de una carita sonriente. Lo acepté y justo en ese momento sonó el timbre. Un gusanillo me recorrió todo el estómago, ¡¡era Haaaarry!! Cerré el portátil y cogí el bolso. Me dirigí a la puerta y al abrirla allí estaba él: una camiseta gris de manga corta, unos pitillos negros, converse blancas y unas Ray-Bans negras.  Se levantó las gafas y dejó ver sus preciosos ojos verdes intensificados por el reflejo del sol. Morí en ese momento.

-¿Preparada?- me dijo sonriente y ofreciéndome un casco de moto para ponerme.

-Preparada- le respondí con una sonrisa.

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