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Wil

— ¡Ay, Joy, sigue así!

— ¿Te gusta, daddy?

— Sí, sigue así. Más profundo, cariño.

Enredaba mis dedos en su cabello, dejando mi mano apoyada en su cabeza mientras dejaba que él metiera toda mi polla en su garganta. Dejo que Joy lo haga a su ritmo, pero me mata empujarlo un poco y escuchar su pequeña arcada, es lo más excitante que puedo ver y escuchar.

— ¿Te gusta cuando meto mi polla entera dentro de tu garganta, Joy? —movió la cabeza en afirmación aun con mi pene dentro.— ¿Cuando te hago llorar con mi pene?

— Me gusta, me gusta dejartela babosa, daddy. Me gusta cuando me coges la boca.

Esas palabras me hicieron hinchar la polla y se la metí de un solo hasta el fondo de la garganta para dispararle mi gran corrida caliente.

Eso fue tan intenso.

— Nos vemos, profesor. —y con una sonrisa pícara, Joy salió de mi oficina.

Escucho que tocan mi puerca y con una sonrisa le digo que pase, pero mi sonrisa se va al caño al ver que era el profesor Baker, más conocido como “el que quiere cogerse a mi hombre”.

— Jonhson.

— Baker.

— ¿Tienes un segundo?

— ¿Para ti? Tengo solo medio. Así que habla. —dio un largo suspiro y habló.

— La profesora Carmen está realizando una pequeña fiesta solo para docentes, y me pidió que te invitara a ti y Joy. Ella les mandará una invitación con hora y lugar. —y con la misma se retiró.

— Carmen y sus fiestas. —digo volteando los ojos.

Nunca voy a sus fiestas y esta no será la excepción.

...

— Ya llegamos, corazones de melón. —gritó Joy a las niñas y ellas vinieron corriendo a abrazarnos.

— ¿Qué tal los niños adultos, papi? —preguntó Zoe.

— Cómo una patada en las canicas.

Voltee a ver a Joy por lo que dijo y Nahary le preguntó ¿cuáles canicas?

— De donde vienen los hijos, corazón.

— ¡Joy!

Lo mataré.

— Niñas, vayan a la sala mientras hablo un rato con Joy, ya venimos a hacerles la cena.

— ¿Hamburguesitas?

— Claro.

Las niñas hicieron caso y se fueron felices a la sala.

Le hice una mirada a Joy para que subiera a la habitación y lo seguí.

— Ya veo que te gusta ser castigado, cariño.

— Sí, daddy.

— Bien, así que bájate el pantalón y ponte boca abajo sobre la cama.

Con una sonrisa maliciosa, hizo caso.

Me gusta su lindo trasero, tan firme.

Le di un par de nalgadas para dejarlo rojo. Luego separé sus nalgas y pasé mi lengua por sus huevos hasta arriba. Jugaba con su agujero con mi lengua sintiéndolo estremecer. Bajé mi cierre y saqué mi polla erecta para jugar con él. Escuchaba su gemido nerviosos y empuje la punta.

— ¡Carajo! Tan estrecho como siempre.

— Daddy, vas a matarme.

Empuje un poco más sintiéndolo estremecer. Gemia contra las sábanas y yo apretaba la mandíbula para no hacer ruido. Moví mi pene un poco dentro de él y lo saqué de un solo provocándole un sonido.

— Te castigo más tarde metiéndotela toda de un solo, ahora hay que comer, cariño.

— Qué delicia.

— ¿Estás bien? ¿No te lastime?

— No, daddy. Me encantó.

Le di un beso en sus dulces labios y luego uno en su frente.

— ¿Supiste de la fiesta? Carlos fue a invitarme.

— Sí, fue conmigo también, pero no iré, nunca voy a las fiestas de Carmen.

— Yo quiero ir, Wil. ¿Podemos ir juntos? Por fiss.

— Esta bien, pero solo un rato, no me gustan las fiestas y menos si Carlos va a estar.

— Ya verás que la pasaremos bien. Ahora, vayamos a hacer esas hamburguesitas.

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Sí, los dejé durante semanas, no fue mi intención, pero aquí esta el capítulo, espero lo disfruten.

Besos negros!

Yes, daddy (Gay) +18 || 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora