capitulo único

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Buenas!!

Aparecí más pronto de lo que pensaba (otra vez) y acá les traigo un nuevo fic julienzo porque por lo visto, me destrabé y no quería dejar pasar la oportunidad de volver a escribirlos (y además es el cumple de Enzo!!) 🥹

Hago una mención especial porque este fic va dedicado a Agus, un amigo gallinita.
Espero que te guste porque pude usar algunos delirios que tenemos en esas charlitas a diario y que banco mil. 💌

> Algunas aclaraciones antes de leer:

• En la historia Julián sí es jugador de fútbol profesional y Enzo no.

• Por cuestiones de la trama, Enzo es papá soltero pero no especifiqué demasiado en eso así que finjan demencia y sigan la flecha.

• Los detalles del partido del Manchester City fue todo inventado, no pensé específicamente en ningun partido en particular.

Dicho todo eso, disfruten la lectura!!

•••

El ritual previo a cada partido de Julián tenía lo suyo y Enzo se volvía la persona más insoportable del mundo.

Si no estaban las cosas listas y todo en su lugar para respetar las cábalas, creía que el mundo se venía abajo o, en su defecto, su novio perdía el partido. Lo cierto era que más allá de la paranoia, perder un partido depende de diversos factores, pero Enzo prefería fingir demencia y no verlo de esa manera.

Así que como en cada previa preparó todo, desde la mamadera de color verde manzana llena hasta la medida suficiente con leche tibia, el vasito de Peppa Pig con juguito de naranja y el termo decorado y lleno de stickers  de la Selección Argentina y River —con un cincuenta por ciento que eran de Julián y el otro cincuenta de Messi— y algunas galletitas dulces y otras saladas para comer algo.

Si se hablaba de cábalas, no solo se respetaba el lugar para sentarse en el amplio sillón en el living, el número del volumen de la televisión y la hora y media de anticipación para comenzar cada preparativo, sino que también se respetaba la indumentaria que él consideraba lo más importante.

Así que por supuesto no se olvidó de las tres camisetas celestes del Manchester City, una para él y otras dos para Olivia y Benjamín, personalizadas para cada uno con la estampa en la espalda que decía «Juli» y el dorsal número diecinueve.

—¡Olivia, apurate! ¿Dónde estás? —llamó Enzo en voz alta, casi con un grito histérico.

Faltaban solo diez minutos para que comenzara el partido y en la televisión se escuchaba la voz del Bambino Pons anticipando que, por supuesto y gracias a todos los astros del universo, Julián era titular.

—¡Oliviaaa! —gritó Enzo asomándose a la escalera una vez más.

Benja comenzó a llorar en sus brazos y los nervios lo invadieron. Pero de pronto, su hija apareció dando saltitos y bajando los escalones lo más tranquila posible hasta llegar a su lado.

—Ya voy, papi, me estaba poniendo linda para Juli —respondió Olivia, totalmente calma pero con esa vocecita de fastidio idéntica a la que su papá usaba cuando lo interrumpían mientras estaba ocupado.

Enzo la miró atento, pero fue inevitable no reírse, y Benja se calmó como por arte de magia al mismo instante que lo escuchó.

Olivia tenía toda la cara maquillada, había usado una de esas pinturitas de juguetes. Los párpados estaban cubiertos de diferentes colores, un poco de rosa, otro poco de celeste y otro poco de blanco. En los labios, el color fucsia chicle cubría su pequeña boca, pero también cubría alguna que otra parte de su mentón y tenía un exceso de brillo en sus cachetes gorditos y el pelo, reflejando que también habían sido víctimas de aquel atacazo artístico.

El amor es presente, no pienses en mañana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora