Prólogo

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Leo y Nando San Juan, dos valientes hermanos que recientemente habían vencido a los chaneques en un pequeño pueblo de Veracruz, iban de regreso para Puebla Solo que llegaron a descansar un poco a Durango.

En ese tiempo, en el estado de Durango, se contaba una leyenda de una monja que se aparecía todas las noches en la catedral de Durango.

"Hace mucho tiempo, existía una monja llamada Beatriz, una duranguense devota de Dios, que su fe era tan grande que optó dedicar su vida a la iglesia.
Una noche alguien llamó a la puerta del convento, al abrir encontró un joven soldado frances llamado Fernando, Beatriz al principio no la quería ayudar pero después lo refugio en el convento.
Beatriz lo curó y escondió por semanas, poco a poco se enamoraron. Pero Fernando debía marcharse con su ejército, él le juró que regresaría, y lo intentó, pero lo asesinaron. Beatriz nunca se enteró y cada noche subía a la parte más alta de Catedral y observar cuando regresara su amado.
Una noche, la joven Beatriz estaba en lo alto de la catedral hasta que vio a un hombre muy parecido a Fernando, ella grito "Fernando, estoy aquí, ¡Fernando!" Mientras la monja gritaba cayo de más de 30 m de altura.
Al día siguiente, cuando iban a abrir el convento, encontraron a Beatriz muerta, con un charco de sangre alrededor de ella. Ya no se supo más de Fernando pero muchos dicen que murió.
Cuenta la leyenda que cada noche la monja sube a lo más alto de la catedral a esperar que su amado Fernando regrese..."

"Pero esto no acaba ahí, cada 30 de noviembre de todos los años a las 3:00 a.m, la monja hace un ritual para regresar a su amado Fernando. La monja hace ese ritual con los hombres que pasan cerca de la catedral a altas horas de la madrugada, borrachos, la monja aprovecha que están en ese estado para matarlos y usar sus cuerpos para su ritual..."

Eso es lo que cuenta la gente de la monja.

La Leyenda De La Monja De La Catedral De Durango Donde viven las historias. Descúbrelo ahora