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"Solo tenemos una vida y tenemos la obligación de vivirla al máximo".

En la serenidad del otoño, dentro de su habitación resonaban las voces de los actores de su película favorita, mientras el joven rubio disfrutaba de unas merecidas vacaciones, sumido en su cama todo el día. Al finalizar la película, su estómago rugió recordándole su necesidad de comida, tras haber sobrevivido con unas simples galletas.

- Y si mejor no como nada?. - se cuestino el rubio, pero a los segundos de decir eso, su panza volvió a rugir con un poco más de fuerza.
Contemplando la idea de no cenar, su vientre protestó con más fuerza, instándolo a buscar algo para comer.

Con poca motivación para arreglarse, decidió simplemente ponerse unos tenis, su pijama y salir hacia la tienda de conveniencia más cercana.
Porqué ¿Quién se arreglaba para ir en la noche a una tienda?

- La próxima vez voy a dejar notas en toda la casa para recordar cada segundo el mandado - se dijo a si mismo mientras salía de la casa en camino a su destino.

Mientras iba caminando sintió como si algo o alguien lo estuviera observando, pero mientras estaba en lo más profundo de sus pensamientos se dio cuenta que ya estaba por llegar a la localización. Al acercarse a la tienda, notó dos chicos en la esquina opuesta, lo que lo hizo sentir aún más inquieto.

- Cálmate Ni-ki, es solo tu imaginación. No te están viendo a ti, eso espero. - dijo esto último en sus pensamientos

Llegando al local se propuso a buscar las cosas para su cena y de paso unas cuantas más para el fin de semana y poder sobrevivir con eso esos días. 
Terminando de pagar y saliendo de la tienda, vio a los mismos chicos todavía allí, junto con otro en la esquina opuesta de su ruta de regreso a casa.

- Piensa Ni-ki, piensa. ¿Qué vas hacer? - se dijo el rubio, quien se había quedado parado en la puerta del comercio - ya sé.

Su mente empezó a idear un plan de escape, recordando el consejo de su madre sobre buscar refugio en lugares concurridos o llamarla en caso de peligro.
Luego de que su mente ideara eso, se apresuro a sacar su celular que por cierto no tenia pila como para llamar a alguien, pero digamos que el chico no era muy social que se diga y sus papás no es como si le fueran a responder (a menos que en el subsuelo haya celulares).

- Okey, ya se que hacer - se puso el celular en la oreja pretendiendo llamar a alguien - Sí, mamá. No te preocupes por mi, te extraño...

Decidió actuar caminando y esta vez usando una ruta diferente a la que suele tomar.
Mientras caminaba, la sensación de ser seguido lo persiguió, pero cada vez que miraba no veía nada.  Empezó a correr a dos cuadras de su casa volteando a cada rato, cuando ya estaba en la esquina cercana a su casa volví a voltear hacia atrás, regresando su vista al frente choco con algo.
Y ahí estaba, un chico alto, su cara no se veía bien por un cubrebocas que cubrir la mitad de su cara.

- ¡Lo siento! No te vi ahí - dijo Riki a la persona que tenía enfrenté.

Se levantó rápidamente ya que el choque había provocado que se cayera al suelo, y así poder correr hacia otra dirección pero apenas preparándose para salir corriendo sintió unas manos agarrandolo y poniéndole un tipo de pañuelo. Intento luchar contra esa persona lo más que pudo pero de poco a poco empezó a ver borroso, desmayandose en los brazos del tipo.

Esa persona más otro más subieron a Riki en la parte trasera de una camioneta de color negro, cerrándo la cuando ellos ya estaban en la parte de enfrente.

Luego de un rato Ni-ki empezó a abrir sus ojos de poco a poco sintiendo un mareo, sintiendo su cuerpo incómodo por la posición en la que estaba. Acomodándose en el estrecho lugar sintió un movimiento debajo de él y se dio cuenta que estaba en una camioneta a movimiento.

- Esto no puede ser real, esto no puede ser real, no puede, no puede - empezó a repetir el rubio, sin creer todo lo que le estaba pasando. - SAQUENME DE AQUÍ - grito para que alguien lo escuchará, y si, fue así, solo que para los demás que estaban en la parte de enfrente de la camioneta, era preferible ignorarlo.

-  OKAY IGNORENME.

Observando el lugar donde estaba noto que había un tipo de palanca - puede que me sirva de algo - pensó el rubio, estirando su brazo para poder agarrar la palanca.

- vamos Ni-ki que fue lo que te enseño tú papá cómo supervivencia.

A los cinco minutos se acordó que su papá le había enseñado a cómo abrir la cajuela de una camioneta desde adentro.
Se empezó a acomodar para poder hacer lo que sus pensamientos le decían, realizando esto se escucho un click donde indicaba que ya se había abierto, solo faltaba empujar el portón trasero.

- A los cinco segundo lo hago, uno - empezó la cuenta regresiva - dos, tres, cuatro - se detuvo un momento antes de decir el último número- cinco - abrió con fuerza la parte trasera saltando del vehículo en moviendo, haciendo que Ni-ki saliera rodando al suelo caliente y lasgimandose por esta acción, también haciendo que la camioneta pare luego que que los que estaban adentro se dieran cuenta de lo ocurrido.

Ni-ki se paro rápidamente para salir corriendo lo más rápido que la adrenalina le permite, sin voltear hacia tras y sin prestarle atención la sangre que fluía en su pierna.
Solo escuchaba los pasos atrás de él, pero no se atrevía a voltear, sólo queria seguir su camino, hasta que escuchó el sonido de un motor, lo que hizo que esta vez si volteé. Apresurado más su paso tuvo que desviarse al monte que estaba, ya que solo era la carretera más ese zona de flora.

- Más vale correr a que me maten - dicho esto salio corriendo aumentando aun más la velocidad aunque sus piernas ya no podían.

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