Capítulo 6

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"Tsunami

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"Tsunami..."

— Por favor dime que Samy ganó. — Dije llamando a mi amigo que se encontraba mirando la pelea de Samy; era uno de los amigos de ella...

— Oh, hola, guapa, ¿Cómo estás?, me alegro, también estoy bien, gracias por preguntar. — Contestó él de manera sarcástica.

Suspiré. — Lo siento, Al... Estoy algo estresada... ¿Cómo estás? — Pregunté ansiosa al no saber si Samy había ganado la pelea...

— Estoy bien, gracias por preguntarme. — Contestó.

— Ya dime, ¿Quién ganó...?

— ¡En la esquina roja Samy Rivers! — Exclamó Alex con voz de presentador. Solté un pequeño grito verificando que Miko no saliera de nuestro departamento.

— ¡Te amo, Quack's!, gracias por decirme, dile a Samy que la llamaré más tarde... — Mi sonrisa de emoción era inigualable...

— Me amas cuando te conviene, espanto. Pero no hay pedo, no soy rencoroso. — Solté una pequeña risa.

— Adiós, Quack's, te amo. — Dije riendo aún.

— Igual te amo, guapa, adiós. — Finalicé la llamada y di unos pequeños brincos de emoción para regresar al departamento...

Una semana después...

Ya nos encontrábamos en Miami, los días en España habían sido algo difíciles y abrumadores, desde que llegamos lo único que habíamos hecho yo y Miko fue escribir canciones de manera separada; era una mierda al menos que ella se quisiera acercar y que yo la evitara inventándole cualquier idiotez... Al igual que me dolía cuando me di cuenta que le molestaba que contestara los mensajes de Samy, y era un enojo constante...

Ella se dedicaba a escribir canciones para discotecas, bares y para bailar. Yo las escribía para llorar cada vez que recordaba lo excelente que era nuestra relación y tal vez en un futuro mostrárselas. Todo se estaba yendo a por un tubo, toda nuestra felicidad y las ganas que teníamos de en algún futuro llegar a casarnos...

— Hey... — Escuché una voz masculina. Alcé la mirada y era Mauro. — ¿Me puedo sentar? — Preguntó señalando por un costado de mí en el césped.

— Adelante. — Le contesté con una sonrisa que fue más mueca...

Tomó asiento por un lado de mí y suspiró. — ¿Estás bien...? — Preguntó, la preocupación en su voz era más que evidente. Intenté ocultar que mis ojos se cristalizaron; tenía toda esa semana sin que nadie me lo preguntara, y mis sentimientos se habían cruzado. Abracé mis piernas, negué y mis lágrimas salieron... Sentí su mano acariciar mi espalda. — Deja que salga... Está bien... 

— Ya no puedo, Mauro... Es una mierda todo lo que esta pasando... — Mi voz se escuchaba tan rota...

— ¿Quieres ir al estudio? — Preguntó. Me conocía tan bien que sabía perfectamente que mis emociones salían al cantar... Asentí, nos levantamos y salimos de ahí.

[...]

Ya estaba dentro de la cabina, tenia meses sin estar aquí y era un tanto nostálgico.

— Cuando tu quieras. — Dijo Mauro. Asentí.

Desde que te fuiste, baby, tu ausencia me arrastró como un tsunami, yo tomando más y no encuentro cómo olvidarte, cuando se unían nuestros cuerpos era arte, y hoy me muero por contarte... — Sentía la letra; era demasiado dolor retenido...

[...]

Tres horas después ya estaba la canción lista; faltaban algunos pequeños toques. Mauro sollozo un poco cuando la escucho lista...

— La canción acabó con mi estabilidad emocional... — Dijo Mauro. Solté una risa nasal y retiré las lágrimas que corrían por mis mejillas usando la manga de la sudadera de Miko... 

— Odio lo que siento, odio ser tan frágil, odio llorar por sentirme mal, odio todo de mí... — Dije bruscamente. Mauro me miró con tristeza y se acercó para abrazarme...

— Tranquila, enana... 

— ¿Estoy haciendo las cosas mal...? — Me separé de él.

— No, mi niña... Solo es un altibajo de la relación... Se arreglará, créeme... — No logré retener las lágrimas y comencé a llorar; de nuevo...

M. Victoria

— ¡Es que soy una estúpida, Mariana!, me costó quince putos años hacer que Star se enamorara de mí, y sólo por mis celos hacia Samantha todo lo que creamos juntas se esta desbordando... — Mis lágrimas no habían parado de salir desde que llegaron nuestros amigos. Mariana no me había dejado sola en ningún momento...

— Estas siendo muy dura contigo misma... — Dijo mi amiga.

— Es enserio, Mariana... Yo la estoy alejando de mí...

— ¿No has pensado en que solo es un altibajo de la relación...? — Preguntó...

— Si fuera un altibajo de la relación Star estuviera ahora conmigo riendo, comiendo helado, y no estando por separadas mientras ella esta en el estudio llorando y yo aquí arrepintiéndome de mis actos... — Mari asintió con una mueca dándome la razón...

— ¿Han hablado de lo que sienten?, no solo tú, también los de ella... 

— Hablamos en España, el día que te mandé mensaje diciéndote que volvíamos al departamento...

— ¿Le hablaste de lo que sentías...? — Asentí. — ¿Ella te habló de lo que sentía...? — Quedé estática. — Miko, ¿Star te habló de lo que sentía...? — Tomé asiento por un lado de ella y me miro algo desesperada...

— Se enfocó tanto en darme explicaciones y en cuidar mis sentimientos que ni le pregunté si ella estaba bien... — Mari suspiró pesadamente, se levantó de donde estábamos, llevó sus manos a la cabeza y caminó de un lado a otro...

— Es increíble, María Victoria. — Me miró seriamente y yo bajé la mirada... — Es increíble. — Mari pasó sus manos por la cara y cruzó sus brazos. Negó con la cabeza y salió de la habitación. 

Suspiré pesadamente. Todo lo bueno de mi vida se estaba yendo a la mierda...

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Besos de dolor... | Rivers GGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora