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La oscuridad estaba consumiendo implacablemente los alrededores de Heizou, arrebatándole cualquier destello de esperanza al pobre chico. Su cuerpo se movía frenéticamente en la penumbra del bosque, mientras sus súplicas resonaban y se entrelazaban con una risa cínica que proclamaba la superioridad que aquel ser tenía sobre el joven. Una superioridad que Heizou se resistía a aceptar, pero que el demonio ejercía sin piedad.

Con el paso del tiempo, el aire se volvía cada vez más denso y asfixiante para Heizou, quien lo daba todo por escapar de esa presencia que, en un pasado, le había jurado amor pero que terminó por despojarlo de todo. La excusa del demonio fue despiadada: afirmaba que no necesitaba cosas tan superficiales como padres o amigos y menos si intentaron detener su amor hacia Heizou, considerándose más que suficiente para proporcionarle felicidad.

Su torpeza aumentó notablemente por la proximidad de esa entidad que finalmente segó su vida, destruyendo no solo sus sueños, sino también su perspectiva de un futuro promisorio. No pasó mucho tiempo antes de que terminara tropezando; sus manos, en un intento desesperado por evitar daños mayores, se llevaron la peor parte al caer en un espeso arbusto de espinas. Temblaban incesantemente, no solo por el impacto, sino también por el temor generado por unos pasos que resonaban como un eco ominoso, aproximándose cada vez más.

Las gotas de sudor descendían por su frente trazando un camino hacia sus mejillas, para finalmente caer al suelo en una competencia silenciosa, como si estuvieran decididas a demostrar cuál podía llegar más rápido. Sus manos lastimadas intentaron reaccionar, pero su cuerpo no respondía. Mientras observaba el cielo nocturno desolado y sin intenciones de ofrecerle consuelo, se rindió ante la inevitable realidad. Estaba exhausto, adolorido y frustrado, incapaz de eludir su trágico destino ante esa bestia implacable que lo perseguía.

Entonces, vislumbró esa sombra que actuaba como un eclipse, oscureciendo todas sus esperanzas y extinguiéndolas de una vez por todas. La sombra lo tomó en brazos con delicadeza mientras le subrayaba un hecho. Le insistió en que le pertenecía y no permitiría que se alejara de él, mucho menos después de todo lo que hizo para mantenerlo cerca y a su lado.

Regresaron a la mansión donde la pesadilla había comenzado, el lugar donde esa bestia engañó a Heizou haciéndole creer en un cuento de fantasía. Sin embargo, la realidad era más oscura de lo que Heizou imaginaba, ya que ese monstruo olvidó mencionar que su cuento de hadas vendría acompañado de terror y suspenso.

Al adentrarse en la mansión, se toparon con la impactante escena de cadáveres que marcaban cada relación pasada de Heizou. Horrorizado, se retorció en los brazos del causante de la masacre, quien, gruñendo con irritación, lo condujo al cuarto principal y lo recostó en las sábanas. Con una llamada rápida, solicitó la presencia de un médico para atender las heridas de Heizou.

Es crucial aclarar algo: a pesar de las atrocidades cometidas por ese hombre, en ese momento mostraba preocupación y comprensión hacia Heizou. Lo cuidaba y se aseguraba de que estuviera sano, aunque, en realidad, quizás solo fuera otra farsa en medio de la confusión.

¡SCARA! - Exclamó el hermano mayor del atracante de Heizou, entrando de golpe y azotando la puerta. Estaba furioso y ansiaba propinarle un golpe a su hermano por la masacre que había perpetrado... sin embargo, no esperaba encontrarse con Heizou. Realizó una breve pausa antes de dirigirse a Scara, su hermano, y apretó los puños mientras le imploraba que se largara antes de que terminara agrediéndolo. Después de que Scara abandonó la sala, se acercó directamente a Heizou, lo inspeccióno con la mirada y suspiró aliviado al percatarse de que sus heridas eran solo superficiales.

Heizou, debe ser realmente difícil para ti... y no puedes tomar decisiones ahora que conoces nuestra especie. Sé que no es sencillo asimilar el hecho de que exista un mundo sobrenatural, pero ahora eres parte de esto y ya no hay vuelta atrás." Murmuró con seriedad mientras acariciaba su mejilla. Aprovechó el gesto que tuvo con el joven para limpiar su mejilla, que tenía algo de tierra. "Por favor, Kazuha... permíteme irme. ¡Prometo no hablar de esto, simplemente desapareceré!" Imploró Heizou mientras se aferraba a la camiseta de aquel albino. "Heizou, no puedo hacer nada en este momento. Todo nuestro reino tiene los ojos puestos en ti... todos comentan y dicen que tu sangre es pura, y por eso, si no te casas con alguien de la familia real, tu vida estará en peligro.

Esa confesión fue como un balde de agua fría para Heizou... no deseaba morir, no sabiendo, que tantas personas habían perdido la vida tratando de protegerlo. No quería que sus muertes fueran en vano... pero tampoco anhelaba vivir en estas condiciones. Observó a Kazuha por un momento mientras su cuerpo temblaba, como las hojas temblorosas cuando el viento choca con los árboles... un temblor ligero que reflejaba su miedo y frustración.

Entonces... ¿Debo aceptarlo solamente?" - Preguntó alterado mientras se ponía de pie. Observó el suelo antes de dirigir una mirada cargada de ira a Kazuha. - No voy a casarme con Scara... ¡Él arruinó mi vida! ¡MI MALDITA VIDA ESTÁ DESTRUIDA POR CULPA DE SCARA Y POR LA TUYA, KAZUHA! ¡TÚ SABÍAS DE ESTO Y NO ME ADVERTISTE SOBRE MI DESTINO SI SEGUÍA CON ÉL! - Gritó señalando a los hermanos como los culpables de su miseria. No estaba dispuesto a aceptarlo... no podía hacerlo... No podía sonreír y fingir que era un cuento de hadas el tener que lidiar con dos hermanos que eran vampiros. No era una maldita novela de romance

Ese día no pudo conciliar el sueño en absoluto. Se mantuvo en alerta en la oscuridad de aquel cuarto, rehusándose a compartir espacio con alguno de esos dos hermanos. No quería ver a ninguno de los dos... los odiaba verdaderamente. Los culpaba a ambos por la situación actual de su vida. Por eso, decidió emprender la búsqueda de una forma de escapar. Esperó la noche perfecta y, cuando llegó, dio inicio a su plan de fuga.

Observó que era noche de luna llena, aunque no le dio importancia, considerándolo algo trivial para Heizou... sin sospechar que durante esos días de luna llena, tanto Scaramouche como Kazuha se volvían algo agresivos. Aquella noche se propuso dos cosas: escapar o morir en la oscuridad nocturna. No pensaba someterse y aceptar un destino que le parecía inhumano...

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Todos podemos estar de acuerdo de la frustración de Heizou.. y que sus decisiones podrían ser impulsivas o incluso agresivas.. por eso les pido paciencia ya que el no empezará a amarlos de la nada. Aclaro que esto es ficción, claramente nadie debería romantizar lo que pase en esta historia, se vienen cositas y solo puedo finalizar con un "Hasta el próximo capítulo"

Lágrimas de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora