CAPÍTULO 57 ( En el amor no basta simplemente amar )

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—JungKook, vete por favor.

—No JiMin, entiende, tienes que comer.

—Vete...

Parecía muerto en vida.

Su pálido rostro y sus ojeras marcadas. Su cabellito cortado irregularmente y desordenado. Su cuerpo flácido y delgado. Sus manos temblorosas. Su mirada perdida. Sus pensamientos más dolorosos. Su ojos sin luz.

JungKook tenía miedo de tocarlo.

Y JiMin solo quería seguir durmiendo.

Quería solo dormir porque si se levantaba sabía que solo pensaría en él. Los recuerdos llegaban a su mente, pero su corazón era quien los recibía. El fuerte dolor en el pecho ya ni lo asustaba. Solo quería que ya no doliera.

Que ya no ardiera.

Las lágrimas cayendo por su rostro eran la clara demostración de que esto no iba a pasar pronto. Estaba sentado en la cama, con la espalda en el respaldar. JungKook se había ido a traer algo. Le dio explicaciones, mas no lo escuchó. Ya no escuchaba. Ya no veía.

Ya no vivía.

Los recuerdos pueden llegar a ser el arma más letal.

El grito ahogado de un amor que no volverá.

¿Por qué estaba tan destrozado si fue él el que lo abandonó?

¿Por qué ardía en llamas su ser si fue él el que arriesgó todo por JungKook y dejó de lado a TaeHyung? ¿Por qué estaba sintiendo que no lo superaría jamás? ¿Por qué quería correr hacia él y dormir en sus brazos?

¿Por qué?

Porque dolía más un adiós aún lleno de amor. Porque dolía más haber destrozado a un ángel. Porque dolía más haber apagado el sol de las mañanas.

Lloró.

JungKook entró y el solo verlo tan mal hizo que retrocediera. Se quedó mirándolo desde la esquina de la habitación con la bandeja en la mano. El señor Lee le había preparado una sopa caliente y un té de algunas hierbas que JungKook no entendió bien. Quiso acercarse pero algo le impedía moverse.

Los ojos de JiMin.

Perdidos en el celular que traía en la mano.

—JiMin, te traje comida.

No contestó.

JungKook avanzó a pasos temblorosos y dejó la bandeja a un lado. Se acercó con miedo y se sentó en el borde de la cama. Siguió mirando a JiMin con dolor mientras este seguía sin despegar los ojos del móvil.

—¿Quieres que ponga algo en el celular para que te distraigas?

No contestó nuevamente.

JungKook se preguntaba por qué JiMin seguía viendo el móvil sin parpadear. No le hubiese importado seguir mirándolo una eternidad más, puesto que sabía que MinJi y la tía Ye Na no se encontraban en casa. Habían tenido uno de esos viajes a la casa de la abuela de JiMin en donde se quedaban una semana.

JungKook recordó cuando de niño JiMin debía ir a esos dichosos viajes. Odiaba separarse de él tanto tiempo y su pequeño corazoncito enamorado dolía mucho. Pero ahora agradecía que ese viaje existiese, porque de no ser así, ahora mismo tendría a MinJi encima de él fastidiándolo. Y a su tía también.

JungKook pensó con pesadez qué es lo que haría con MinJi.

La situación era muy complicada y él solo tenía 26 años aunque se sentía de 40. Era a penas adulto que quería y debía mucho a una persona, pero amaba a otra. No le deseaba esa encrucijada ni a su peor enemigo. Le dolía mucho la cabeza. Cada vez que pensaba en su tétrica situación, se recostaba sobre las piernas de su madre y lloraba en silencio.

ʟᴀʙɪᴏꜱ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴅᴏꜱ ➳ [ ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora