Un Día Vos, Un Día Yo

Capítulo 1

Los días de mayo empezaron a volverse aún más fríos, eso es lo que pensaba mientras caminaba al almacén a comprar lo que faltaba para el almuerzo.
Usaba una campera deportiva y un short con ojotas. Aclarar que él en invierno era así, abrigaba su torso pero seguía con las piernas al aire.
En cualquier momento saldría el sol o llovería, uno nunca sabe que sucedería en el temporal de Paraguay al día siguiente.

- Una coca, mayonesa y pan... una coca mayonesa y pan

No quería olvidarse de esas tres cosas fundamentales, su primo estaría todo este mes en su casa como acordaron. El próximo mes sería Daniel en casa del rubio.
El acuerdo era sencillo; turnarse para lograr tener más contacto entre primos y si es posible, aumentar los lazos amistosos entre países.
El de la idea fue Sebastián, su primo menor, que le estresaba ver cómo se distanciaban cada vez más sumado a las peleas por Yacyretá. Decía qué, "Deben dar el ejemplo como los mayores de la familia" y siendo sinceros... Tenía razón, se comportaban como dos niños inmaduros peleando hasta por la cosa más pequeña.

Pasó una semana desde que Martín llegó a Paraguay, los primeros días fueron un desastre o cuando menos... tensos. A Daniel le molestaba la soberbia que manejaba el rubio al entrar y criticar todo. "Vos deberías hacer esto y esto otro, como podés salir así vestido!, ¿sos boludo o te haces?". Le estaba sacando canas verdes, y en varias ocasiones tenía ganas de hacerlo dormir afuera.
La buena noticia es que Martín se comportó más tranquilo estos días, no sabe el motivo pero al fin podía estar en su casa sin tener que escuchar a su primo quejarse de todo.

Una vez llegó al almacén compró lo que necesitaba y se dispuso a caminar de vuelta a su hogar. Martín tenía la rara costumbre de ponerle mayonesa al guiso, algo que sigue sin entender, lo mismo con las gaseosas que no podía dejar de tomar con las comidas.
A veces en el almuerzo se descorchaba un "vinito" cómo decía siempre que sacaba una botella como por arte de magia. Daniel solo pensaba en lo mal que se debía sentir en Argentina para tomar tanto alcohol y encima no emborracharse nunca, no tenía fondo.
En comparación, él solo tomaba agua o jugo. A pesar de no tener un gran dieta nutritiva, podría decirse que se cuidaba en mantenerse delgado y liviano para seguir con sus trabajos de la mañana.

- Kpe llegué, tomá - apoyó la bolsa en la mesa mientras veía al rubio de espaldas moviendo el guiso con el cucharón.
- Boludo se re enfrió el guiso, era comprar una mayonesa nomás, te fuiste a la fábrica vos- sonrió y le pasó un plato con la comida -igual comamos ya antes que se enfríe más.

Había olvidado lo servicial que era su primo, era algo que destacaba en él. Le gustaba esa parte del rubio. Una de las cualidades que más le atraía era esa calidez que contrastaba con las cosas complicadas de su personalidad... En comparación a cuando llegó, ahora parecía otro Martín.

- Gracias por la comida

Estaba por levantarse para lavar los platos hasta que sintió un apretón en su muñeca que lo detuvo.

- No te preocupes, yo lavo.

Martín le quitó el plato y los cubiertos para dejarlos en el lavabo.
Eso fue otro momento incómodo, si bien no se llevaban bien, tampoco se llevaban tan mal.
Sus peleas mayormente eran tontas pero estos días se sentían extraños con el "cariño" dónde organizaban quehaceres del hogar. Así era pasar tiempo con él, charlas superficiales y silencios que se cortaban con tijera.
Daniel miraba la espalda del rubio disperso en sus pensamientos.

Olvidé totalmente qué se siente abrazarte...

No estaba acostumbrado a esa parte del rubio...
Su espalda y brazos... Él haciendo tareas totalmente concentrado lo hacía sentir....

- Dani, podés pasarme la esponja que está en- ¿¡¿¿¿¡QUE TENES!???!?

Lo que vió cuando giró fue a un paraguayo sonrojado y con ojos brillantes.
Este salió de la cocina y se encerró en el cuarto dejándolo solo y confundido.

Daniel se tiró a la cama y ocultó su rostro en la almohada totalmente avergonzado. No entendía que estaba pasando con él, no podía dejar de imaginarse sintiendo la calidez de Martín en un sentido más amplio.
Deseaba ese cariño que se perdió con los años, cuando ellos tenían contacto y el rubio era muy pegote con él.
Lo quería y a la vez odiaba verse tan frágil ante la idea de besarlo y acorralarlo en la habitación.

Tomó los auriculares que estaban en la mesita de noche. La música era su aliada en momentos así.
Despejar su mente era lo que más necesitaba.

-.-

El rubio terminó de lavar y limpiar la cocina mientras pensaba en lo que sucedió con Daniel. Estaba muy raro últimamente, evitaba pasar tiempo con él y esquivaba el contacto físico.
Seguramente lo odiaba y no soportaba su estadía en Paraguay. Por un lado lo entendía, nadie quiere tener visitas durante un mes. Aunque él no era un completo extraño, era su primo...

Se sentó en el comedor mientras miraba la frutera con múltiples naranjas y manzanas.

¿Por qué tiene que ser tan arisco? No lo recordaba así. Cuando éramos más chicos siempre me pedía un abrazo y si no se lo daba se trepaba hasta mi espalda.
Ahora simplemente parece que le da asco mi presencia, ni un abrazo me recibió cuando llegué.

Martín olió sus axilas para saber si apestaba, quería asegurarse de que lo evitaba por otra razón que no sea el mal olor.

- Soy un boludo, me bañé hace rato y tengo olor a colonia. Imposible que me evite porque este apestando.

Se levantó para tomar un cuchillo de la cajonera y agarró una de las naranjas. Seguía pensando mientras la cáscara se enrollaba a medida que la pelaba.

Tenía que admitir que no se comportó muy bien los primeros días, pero es que... ¡acostumbrarse a la vida de Daniel era difícil! Nunca se quedó tanto tiempo en casa ajena, siempre volvía porque extrañaba mucho Argentina.. su hogar.

Un pequeño silencio mental lo dejó en blanco...
¿Y si se disculpaba?

El rubio comía gajos de naranja mientras miraba la puerta de la habitación de su primo que no volvió a salir después de comer.
Seguramente siga molesto por lo que pasó en la semana. Tenía que disculparse si es que querían hacer las paces y llevarse bien después de todo...

Tengo muchas ganas de abrazarte Daniel

-.-