chertova ved'ma.

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Maximiliano Corleone

Apenas llegamos a la mansión que se apagaba cada día, aunque no lo hablara, me dolía no tener a mi madre conmigo y se me retorcían la entrañas de solo pensar que aquel maldito que me la arrebato aún estaría vivo.

Ya las rosas se estan marchitas sin sus cuidados. Pero nadie era capaz de tocarlas solo dejaríamos que se muriera como ella lo hizo.

Tome a mi hija Sinahi y entre a la habitación echa para ellos y que solo usábamos Mariana y yo para poder estar al pendiente mientras crecían un poco.

Acosté a mi hija en la cama y no en la cuna, me quite la camisa mientras la veía y ella a mi.

Su madre entro mientras también me quitaba los pantalones y me quedaba en boxer.

Mariana colocó a Derek y Gael al lado de Sinahi, y me miró y después miro mi herida del brazo que solo era un rasguño pero la sangre era muy escandalosa.

— me dejas curarte– asentí apretando mi mandíbula para no reírme por su cara de preocupación.

Peores cosas había vivido para preocuparme por un rasguño, pero quería que me consintiera.

Fue al baño y busco el botiquín que teníamos de emergencia como en cada cuarto, tomo mi mano y me llevo al sillon cerca de la cama.

Nuestros hijos nos veían con sus ojos muy abiertos, era muy despiertos y se veían más grandes de lo que eran.

— discúlpame

Musite sin darme cuenta. Ella me miro con su mano llena de un algodón con alcohol lo dejo suspendido antes de tragara saliva y llevarlo a mi herida.

No di ni un respingo, ya estaba acostumbrado a eso.

— ¿Por qué te disculpas?— limpiaba mi herida para poder suturar.

Mire a mi legado y Sinahi estaba encima de Derek y Gael queriendo meterle el pies en la boca a su hermana.

— por no darte descanso los días de haber dado a Luz.

Fijé mi vista en sus ojos y se veían cristalinos por las lágrimas retenidas, Mariana era una mujer sensible pero jamás sería una mujer frágil, a ella el miedo no la detenía si no que la hacía racionar.

— eso no es tu culpa Max — me cosía la herida que no era más de dos centímetros.

— si lo es Mariana— ella nego y lo deje pasar por qué no quería pelear con ella.

Mucho tiempo llevábamos molesto y no pude disfrutar de mis trillizos en su gestación.

— ya no importa de quién sea el problema, solo importa que los afrontamos.

La sujete de su cintura y la lleve a mi regazo para que se sentará encima.

Lleve una mano a su mento para que me mirara, sus putos ojos cada vez me decían por qué había tenido tres hijos con ella. Por qué carajos desde el momento que la vi desee estar con ella.

— que te paso el la quijada– tenía un leve moretón.

Se tocó el lugar como si no supiera que lo tenía ahí.

— debió ser la pelea con esa mujer.

Sonreí como un canalla y le di un beso en el moretón.

— apenas te vi me dieron ganas de follarte encima de ella.

Mariana se sonrojo y miro a los niños que estaban jugando entre ellos.

— shh shh— puso un dedo en sus labios— están los niños maximiliano.

No me hieras Tanto.   Aprende Conmigo Vol..1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora