Capítulo único.

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Jeon Jungkook, también conocido como CEO Jeon de la empresa multinacional "JKey empire", a sus veinticuatro años de edad, era la cabeza que manejaba una de las empresas más grandes de Corea del Sur, era reconocido a nivel mundial y sinceramente, ni el mismo Jungkook sabía cómo había llegado hasta ahí.

Desde que era pequeño siempre le habían fascinado los videojuegos y conforme fue creciendo, decidió que quería estudiar animación 2 y 3D, centrándose después en la creación de los videojuegos que tanto le gustaban. ¿Como acabó siendo dueño de una empresa a tan poca edad y tan reconocido? No lo sabía, pero había sido con algo de ayuda, todo había pasado demasiado rápido, la madurez le había golpeado directamente en la cara y él aún intentaba asimilarlo.

—Señor Jeon, tiene una reunión dentro de una hora.

Su secretario, también amigo cuando estaban fuera del trabajo, Kim Namjoon, hizo presencia en su gran despacho, llamando antes a la puerta y teniendo el permiso de Jungkook para acceder dentro.

—¿Hoy no tenía una entrevista? —preguntó algo confundido.

Jungkook giró la silla donde estaba sentado, dejando de mirar por los grandes ventanales que tenía su despacho y se acercó de nuevo hasta su escritorio.

Apoyó sus codos sobre la mesa, entrelazando después los dedos de sus manos, donde más tarde apoyó su barbilla, esperando una respuesta a su pregunta mientras veía a Namjoon pasar las hojas de su agenda.

—Sí, la tiene, pero a las seis de la tarde, señor.

—Es decir, que voy a tener tiempo para comer y de paso, tomarme un café por una vez en la vida.

—En efecto, señor Jeon.

¿Había dicho que Jungkook odiaba que lo llamaran señor Jeon? Porque lo odiaba, pero no podía poner alguna queja al respecto, porque era trabajo y no podía permitirse nada de confianzas en el trabajo.

—¿Y dónde dices que es la entrevista?

—Debemos ir a la empresa del señor Kim Seokjin, señor.

—Perfecto, ya puedes retirarte, Kim.

Una sonrisa ladeada adornó el rostro de Jungkook mientras que Namjoon hacía una reverencia antes de salir del despacho, dejando a Jungkook solo de nuevo.

La postura que mantenía Jungkook no tardó en irse, dejándose caer más sobre la silla. Su mano derecha tiró su cabello hacia atrás y sus labios formaron un pequeño piquito resaltando el piercing que adornaba el inferior, mientras se paraba a pensar.

—Debería haberle preguntado si tenía algo más o podía irme temprano a casa. —Suspiró fastidiado mientras se levantaba del asiento.

Se deshizo de su americana de color negro y la dejó colgada en el respaldo del asiento, comenzando a caminar por su despacho sin nada mejor que hacer en ese momento.

Comenzó a quitar los botones de su camisa, pero los de sus muñecas, para poder arremangarse, aunque si por él fuera ya estaría aflojando su corbata.

Los tatuajes de sus brazos quedando a la vista, al menos la parte de su antebrazo derecho.

Sabía la mala imagen que daría como sus tatuajes quedaran expuestos, ya tenía bastante con las malas palabras solo por llevar sus orejas con diferentes pendientes y su labio inferior adornado con un piercing. Sin embargo, a Jungkook no tenía porqué importarle una mierda eso. Pensaba que todo eso eran estereotipos porque, por llevar piercings o tatuajes, no significaba que trabajaba peor o que era menos digno para el puesto de trabajo.

Jungkook tenía dinero para crearse otra jodida empresa aún más grande y muchos ingresos económicos de Corea eran gracias a él ¿de verdad se debería preocupar por dar una imagen impoluta?

CEO Jeon. Kookmin. OSWhere stories live. Discover now