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Capítulo Uno (Armin)

Una gota de sudor fue lo único que pudo distraerlo de la pantalla de su ordenador. Le molestaba mucho sudar, pero no se había percatado del calor que hacía en su encerrada habitación hasta que tuvo la mala fortuna de que una gota le cayera en el ojo. Bufó por lo bajo a manera de queja, mientras que por un segundo muy breve giraba la cabeza hacia el ventilador en el techo y se daba cuenta de que estaba apagado. Su mirada volvió de inmediato al juego, aunque ahora no podía parar de pensar en lo caliente que su cuerpo se sentía y en todas las demás adversidades qué llegaron a él tras percatarse de aquella gota de sudor. Tenía calor. Tenía dolor de espalda. Tenía el cabello en la cara. Tenía comezón en el pie. Por si fuera poco, pronto pudo sentir a su estómago gruñir desconsolado por algo de comida. ¿Cuánto tiempo llevaba jugando en esas condiciones? Miró de reojo su teléfono bloqueado junto al mouse, pero no pudo concentrarse demasiado en ello porque la pantalla demandó su atención.

Ya no podía concentrarse y eso le molestó, porque de repente le empezaron a picar los ojos de estar tanto tiempo en la oscuridad, aunque la luz azul de los leds en su techo le pareciera suficiente. Dejando su orgullo a un lado, decidió jugar un poco peor, dedicándole mucha más holgazanería de la que le gustaría. Para Armin, perder no era una opción. Jamás jugaba un videojuego con la intención de llevarse la derrota consigo. Aun así, como tenía demasiada hambre, ahora era una opción.

Una vez logró perder sin ser tan evidente, puso los ojos en blanco con algo de fastidio y se quitó los cascos, dejándolos ahí sobre su escritorio. Impulsó la silla con los pies y las ruedas se movieron hacia atrás, cuando se puso de pie le crujieron varias articulaciones de la espalda y de la rodilla derecha. Como siempre, pensó en que tal vez debía hacer algo de ejercicio, pero aquello solo se iba a quedar como eso, un pensamiento. Con el antebrazo se quitó el sudor de la frente y después estiró sus extremidades para desentumecerse. Tomó una bocanada de aire y caminó hacia la puerta de su habitación, pero antes de salir encendió el interruptor del ventilador para que el cuarto se enfriase un poco.

Salió hacia el pasillo igual de oscuro que su habitación y tras de él dejó la puerta abierta. Mientras avanzaba hacia las escaleras se talló los ojos con los dedos, preparándose para recibir la luz de la sala. Mientras que sus pies bajaban los escalones uno por uno, las voces que venían de la planta baja se hacían cada vez mas escandalosas. Tampoco era que su hermano y sus amigas fueran muy tranquilitos, pero desde la soledad de su cueva realmente no podía escucharlos. Intentó ignorarlos porque no estaba invitado a la noche de chicas y tampoco quería estarlo, lo único que haría era saciar su hambre y volver a su madriguera. Era el plan perfecto, también el usual.

—¡Por Dios, es un perdedor! —tras llegar al último escalón, Armin pudo escuchar a Rosalya exclamar con evidente fastidio.

La escena frente a él no era ajena a la habitualidad. Dos chicas y su hermano sentados en los sofás, apuntes desparramados en la mesita de centro y una conversación completamente ajena a lo que sea que hubieran visto en clase ese día. Sabía que a Sucrette no la dejaban salir mucho entre semana y lo disfrazaban de sesiones de estudio donde un veinte por ciento se trataba de ponerse al corriente para los próximos exámenes. No le importaba tanto, no pensaba estudiar, desde luego tampoco quería unirse a la viboreads. Les echó un vistazo mientras se abría paso a la cocina. Ellos lo miraron de reojo, a pesar de eso, Sucrette le dedicó una sonrisa y él se la devolvió. No se detuvo al empujar la puerta abatible y simplemente seguir con lo suyo. Aún así, a medida que le echaba un ojo a las estanterías y se acercaba para abrirlas, le fue difícil concentrarse en algo más que no fuera la conversación que estaban llevando al cabo en la sala.

—Perdedor es un poco... —La voz de la muchacha de cabellos verdes se hizo escuchar, aquella que momentos atrás notó con gusto la presencia momentánea de Armin.