Es solo una... Ensalada

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Pedri:

—Mamá está un poco preocupada—dijo Fer cuando ambos nos subimos al auto. 

Acabábamos de salir de la estación de policía para declarar y gracias a Joaquín y sus buenas relaciones públicas habíamos llegado a un trato que nos beneficiaba tanto al imbécil de Horacio como a mí, y, aunque en un principio yo no había estado de acuerdo porque consideraba que ese hombre merecía un castigo, Joaquín me había hecho entrar en razón al decirme que hombres como esos, nunca pisarían un celda.

Pero eso no quitaba el asco y la molestia que yo sentía. Sobre todo por Morgan, porque yo quería que ella se sintiera bien, tranquila.

La única buena noticia de todo este día, había sido Hugo dejando de poner trabas para aceptar que yo pagara la deuda de Mor y desde ahora, ella ya no tendría que trabajar más para él. Iba a ser libre.

—La llamaré en cuanto pueda—respondí y me llevé una mano al cabello, me dolía la cabeza.

—Hazlo pronto y explícale todo, porque por ahora Morgan no es santo de su devoción—agregó Fer y yo asentí—. Entonces, supongo que ustedes son...

—No sé lo que somos.

Era verdad, aún no habíamos hablado de eso por todos los problemas que teníamos encima.

—Pero se va a mudar contigo—siguió Fer.

—Así es—dije y me detuve en un semáforo para mirarlo—. No te molesta, ¿verdad?

Fer no respondió.

—¿Te molesta?—pregunté y no pude evitar fruncir un poco el ceño.

—No, no es que me moleste, pero...

—Pero...—lo animé a seguir.

—Yo también estoy preocupado—dijo Fer, finalmente. No lo entendía.

—Preocupado, ¿por qué?

—Bueno, Pedri, no me malinterpretes, pero todo el dinero que acabas de perder por esa chica...

—No es esa chica, es Morgan—dije y no pude evitar sentirme un poco molesto—. No todo en esta vida es dinero, Fer.

—Lo sé, hermano y lo entiendo, pero de todas formas, es tú dinero y no me parece que lo pierdas por Morgan, que es encantadora, pero solo se conocen desde hace unos meses y la conociste para engañarme—dijo Fer con una pequeña sonrisa. Yo había tenido que contarle toda la verdad—. Pero como ya dije, el dinero es tuyo y puedes hacer con el lo que quieras, pero tengo que preguntar, ¿estás enamorado?

La respuesta llegó a mi cabeza rápidamente, sin embargo, me di un tiempo para meditarla.

Me gustaba hablar con Morgan, me gustaba estar con ella, y, ahora me había dado cuenta de que me gustaba mucho, en realidad, mucho besarla.

¿Pero estaba enamorado?

Sí.

Con ella todo era diferente, bueno, me olvidaba de todo y todos. Mis latidos se aceleraban solo con verla sonreír.

Por supuesto que me asustaba sentir esto otra vez, salir herido, pero...

—Lo estoy—dije, despacio.

Fer asintió y su sonrisa se hizo más amplia.

—Supongo que es momento de dejar el nido—dijo Fer y yo lo miré de reojo.

—¿A qué te refieres?

—Voy a mudarme.

—Fer, no te estoy echando—dije con una sonrisa—. La casa también es tuya.

IT'S JUST A MISTAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora