23/250 - Ultraviolencia

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- Micaela Bananza, ¿Así es? - Preguntó la mujer proyectada en el holograma, sentada en lo que parecía ser un sillón muy cómodo de terciopelo verde, mientras jugaba con sus anillos y parecía tener la vista fijada al techo de la habitación donde estaba 

- Si, señora. ¿Y usted sería? - Respondió la joven, ajustando las tiras del bolso, acompañada por su hermano que también estaba organizando un par de bolsas y cajas. 

- Charlotte. Lo dejemos en Charlotte. Soy una de las ministras de Atlas y superiora de tu hermano, quien, debo destacar su performance en la misión, a pesar de los tropiezos, claro - Continuó mirando al techo, moviendo la cabeza ocasionalmente y parpadeando en intervalos muy largos - Decir que estamos yendo sobre la marcha no es una exageración. Estamos haciendo lo que podemos con la información y medios con los que contamos, pero tampoco lo estamos haciendo nada mal. Hemos progresado bastante... 

Ciro intervino en la conversación y aclaró que tanto su hermana, Gabriela y los hechiceros estaban al tanto de las lecturas recibidas por los satélites de la organización: los entropocitos desprendidos por Miki no desaparecían, más bien iban describiendo trayectorias errantes que culminaban en algún punto del continente europeo. Debían zarpar de inmediato y mejorar la precisión de las lecturas. 

- En los últimos enfrentamientos con los esbirros del cuentacuentos, Caster y Sata, el ex agente Javier Vicedomini y el brujo Natalio Tolosa han sido de mucha ayuda. Por eso precisamos su participación en los siguientes movimientos. Que nos guarden las espaldas mientras nos movemos minimizaría los riesgos - Argumentó el hermano Bananza, cerrando los bolsos y cargándolos en un carrito 

Charlotte mostró escepticismo pues ya había trabajado con el exorcista previamente y sabía que a pesar de sus habilidades que serían de gran ayuda se trataba de un hombre que no le gustaba responder a una autoridad, y los antecedentes de Natalio como parte de una organización criminal que empleaba magia no fue muy de su agrado. "Pero ya qué, una de cal y una de arena, supongo" acotó, reconociendo además que cualquier ayuda, de donde provenga no sería menospreciada. 

- ¿Puedo saber a qué es lo que está mirando? - Preguntó Micaela, realmente curiosa por el motivo que no había visto a Charlotte directamente a los ojos durante toda la conversación. Ciro se apuró para ponerse al lado de su hermana y recordarle que no debía preguntar nada a sus superiores y que le dejara a él hablar 

- Supongo que puedo decirte. Después de todo, eres la pieza clave de nuestra misión y deberías estar al tanto - La ministra se levantó de su asiento y se subió a este para alcanzar algo que estaba por encima de ella. Después de un poco de esfuerzo, acercó lo que estaba viendo a la cámara para que Miki también pueda verlo - Creo que es oportuno que conozcas a Venti 

Venti era el nombre con el que llamaban a una extraña criatura que parecía estar conformada por una serie de anillos dorados y numerosos ojos que podía flotar. Charlotte explicó que a pesar de su exótica y hasta un poco tierna apariencia, se trataba de un arma letal si era usado por las manos equivocadas- No quiero entrar en muchos detalles, pero esta cosita es lo que me obliga a dormir no más de cuatro horas y con los ojos abiertos - Dijo, mientras sus ojos de colores distintos apuntaron a la criatura que se dejó acariciar - Ciro, ¿Es posible que dejes que hable con tu hermana a solas? 

El agente de Atlas asintió con cierta inseguridad y abandonó el cuarto donde estaban haciendo los preparativos para dejar que ambas hablen en privacidad. 

- Lo tenés cortito. Ni mis viejos pudieron cuando él quería irse al asombroso viaje a Europa por estudios. Quién diría que terminaría siendo parte de una super organización que salva al mundo... - Comentó la joven, esperando de alguna forma romper el hielo entre ambas 

OBRA DEL CUENTACUENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora