Revelación

184 6 1
                                    

En fila por el oscuro pasillo lleno de susurros, polvo y abandono, iban Ginny, Ron, Hermione y Harry. Caminando hacia la escalera directo a la cocina, los gemelos habían decidido aparecer de otro manera, si, aparecer.
Cuando llegaron al primer escalón, la señora Weasley los esperaba con una sonrisa, y Harry pudo ver como la puerta de Grimmauld Place se abría y cerraba de inmediato.

Se imaginó que era el último invitado de la reunión, que abandonó el cuartel, pues ya no le correspondía quedarse. Pero el muchacho se equivoco, pues de la cocina salío, un mago de baja estatura, con ropa harapienta que caminaba casi de puntillas al pasar frente a la señora Weasley.
—¡Más vale que no hayas robado nada, Mundungus! — Espeto Molly. Después de esa advertencia, el mago bajito siguió su camino apurando el paso, vio de reojo a Harry, bajo la cabeza y salió apresurado.
—Mamá lo odia por abandonarte esa noche — Aclaro Ginny dándole un pequeño golpe al pelinegro con el codo para llamar su atención.

—Y, porque es un sucio Ladrón — Comentó Ron —La primera noche lo descubrimos guardándose una copa con el símbolo de la familia Black en el bolsillo de su gabardina, pensé que  Sirius enloquecería, pero no le importo — volvió a decir el pelirrojo extrañado.
Harry ahora entendía, que esa casa tenebrosa, sucia y abandonada era de Sirius. La casa de su familia y ese cuadro debía ser su...

—Rápido niños —  indicó la señora Weasley, y los adolescentes se apresuraron comprendiendo que sus palabras eran más un instrucción que una sugerencia.
—Un momento. ¿Ron, Ginny y sus hermano...?
—¡Aquí — dijeron al unisono dos figuras que se habían materializado de la nada detrás de su madre, sacándole un susto de muerte.
—¡Ay! — Gritó la señora Weasley llevándose las manos al pecho y perdiendo un poco el equilibrio.
— ¡El hecho de que hayan aprobado los exámenes de aparición no significa que puedan aparecerse cuando se les dé la gana! — exclamó, reponiéndose de inmediato y reprendiendo a los gemelos, mientras estos se echaban a correr a la cocina.

Los chicos que aún seguían en las escaleras por fin bajaron.
—Hola mamá — Saludó Ginny sin esperar la respuesta de su madre, pues Molly había fijado su vista en Harry que venía al último.
—Debes tener hambre, cariño.
Harry asintió. Llevaba todo el verano esperando que alguien le tratara con cariño y respeto. La señora Weasley siempre lo habia considerado como alguien de la familia, y se sentía mal por haber empezado a tener pensamientos raros por su hija, la más pequeña. Por supuesto, no quería perder todo el amor que Molly le había apartado en su inmenso corazón.

Harry entro a la cocina, una habitación un poco más alegre que el resto de la casa, con mucha más luz y muchísimo más ánimo, a pesar de los tiempos que corrían. Harry se acercó a Sirius que platicaba con Ron sobre Quidditch, no tardo en unirse a la platica Ginny.
—Haré las pruebas este año — dijo la chica decidida.

Harry sentía miedo solo de pensar en su expulsión, sabía que Dumbledore estaba al tanto y seguramente intentaría interceder por el, pero... ¿y si no era suficiente? No quería ni imaginarse no regresar a Hogwarts, ni volver a su sala común. Iba a extrañar todo. En ese momento veía con nostalgia hasta a Peeves.

Sirius pareció percatarse de la introspección de Harry y le ánimo poniéndole la mano en el hombro, Harry se relajo, pues estaba muy tenso, y sonrío mirándole.
La señora Weasley sirvió la cena y todos comieron. Harry no había acabado  con el estómago tan lleno como esa noche, en todo el verano como esa noche. Después de cenar, tomo un poco de su jugo de calabaza, se sentó y se relajo. Mientras el señor Weasley platicaba con su esposa, Ginny y Hermione se reían de Tonks, que cambiaba la forma de su boca, haciéndola como la de un picó de pato y Ron estaba con los gemelos sentados frente a la chimenea.

Harry no aguantó más el silencio y, aprovechando que Remus y Sirius estaban cerca, habló.
—Sirius —dijo en voz baja—, si me expulsan...
—No te van a expulsar, Harry —respondió Lupin, un poco más alto, llamando la atención de todos.
—Harry —expresó el señor Weasley con tono calmado, tratando de sonar animado—. Sabemos de tu citación al Ministerio; creemos que Dumbledore está haciendo todo lo posible para que no te expulsen —terminó el señor Weasley.
—James —dijo Sirius—, ahora lo más importante es que estés bien.

Harry Potter y la Orden del Fénix. 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora