Capitulo 2

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A la de una, dos... ¡Tres! -Gritaron Louis y Effy mientras bajaban del todo sus pantalones acompañados de la ropa interior que quedaba en sus tobillos. En cuestión de fugaces segundos pegaron sus traseros a la ventana del departamento de policía.- Menea ese culito, marica. -Bromeó la morena riendo a carcajada limpia. - Que sepan quien es la más diva. -respondió el joven perreando de una forma más que extraña al cristal. Juraría que había pasado un minuto y poco en el que a los jóvenes les dio tiempo a hincharse a reír y enfriar al culo hasta que dos agentes salieron por la puerta, gritando y caminando hacia ellos.- Deffyciente, es hora de irnos. -Comentó Louis agarrando la mano de Effy y tirando de esta antes de comenzar a correr con dificultad, pues la ropa en los tobillos era un buen estorbo.

Salieron a la calle central, llena de personas caminando por esta. Niños, jóvenes y ancianos, después estaban ellos, corriendo medio desnudos entre la gente, intentando subirse la ropa pero sin frenarse, pues los dos policías, más que cansinos les seguían detrás. - Ahora si que te has ganado el titulo de culo sociable. -Dijo Effy riendo con diversión entre jadeos por el cansancio de la carrera. Tampoco es que le importase mucho la situación en la que estaba, había salido de cosas peores. Cuando consiguieron colocar la ropa en su sitio, aumentaron el ritmo hasta encontrar un callejón en el cual se escondieron y disfrutaron viendo pasar a los dos hombres que les perseguían. Los dos amigos se miraron fijamente a los ojos mientras calmaban su respiración agitada y se dedicaron una amplia sonrisa de oreja a oreja, se lo estaban diciendo todo, sin necesidad de decir nada.


[...]


¡Josh! -Gritó la rubia emocionada cuando a través del espejo del estudio vio entrar a su hermano. Un chico de dieciocho años, rubio y bastante alto, de ojos claros y una sonrisa que podría atraer a cualquiera, llevarlo a la perdición y creer que roza el cielo con la yema de los dedos.

¿Cómo está mi pequeña? -Dijo este acercándose a su hermana para rodearla con los brazos y apretujarla contra su pecho. -¿Qué haces aquí? -Preguntó la rubia con curiosidad ya que no se lo esperaba. - Te echaba de menos y aprovechando que en este edificio hay sitio de sobra me he venido a pasar unas semanas. Me he traído a un amigo, espero que no te moleste y si lo hace... -Susurra descendiendo las manos hasta los costados de la pequeña y hunde sus dedos en estes, haciéndole cosquillas.- Te aguantas. -Dice sonriente con un tono burlón en la voz. La pequeña se separó rápidamente riendo a causa de las cosquillas y formó pucheros con los labios, mirando a su hermano a los ojos, sabía perfectamente que eso le ablandaba y le gustaba. - No hagas eso que me puede. -Dice el joven acercándose poco a poco a su hermana y poniendo las manos en su rostro.- Problema resuelto. -Ella bufa negando y él la mira divertido por el gesto.- Cuando salgas de aquí te presento a James, seguro que te cae bien. Nos vemos, fea. -Bromea este caminando hacia la salida y marchando segundos después. Cuando Wynter, todavía emocionada por el rencuentro, despejó la mente y se centró en lo que estaba, volvió a sus ejercicios en la barra, pasando así media tarde y haciendo lo que más le gustaba pero deseando volver con su hermano y sus dos mejores amigos, más el acoplado. Ahora que tenía aquí a su familia al completo las cosas no podrían marchar mejor, o eso creía...

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