Cuando la noche cayó, Yuuji se tiró sobre la cama de su habitación con un suspiro.
Realmente había sido un día muy largo, no recordaba cuándo fue la última vez que se encontró tan cansado.
Ciertamente esa charla con el rey había drenado toda su energía.
Fue una pena que a pesar de la pesadez en sus huesos, no pudiera darse el lujo dormir.
Maldito Banquete.
Yuuji hubiera deseado poder negarse, pero, como atracción principal de la noche, no cree que su ausencia sea bien recibida por ese montón de nobles pomposos.
—“Oye Toudou, dime de nuevo, ¿a qué hora era ese banquete?”— de forma perezosa el castaño se dirigió a su amigo.
—“¿Cómo es posible que nunca me escuches? Ya te había dicho que a las ocho.”— dándole un golpe en la pierna al príncipe, el guerrero le llamó la atención.—“Ten.”— entregándole un bolso el pelinegro dijo.—“Kugisaki te envió esto. Me dijo que te dijera que si nos haces quedar mal frente a los nobles de Leska y le dificultas el conseguir un hombre, entonces te cortara la-
—“¡Ya entendí el punto! Por los dioses, esa mujer es realmente aterradora.— con un escalofrío recorriéndole la espina Yuuji pudo jurar que casi sentía el aura siniestra que acompañaba a estas palabras, Nobara era realmente aterradora cuando se trataba de la imagen de Prall.
En el bolso, como Yuuji ya temía, había una gran cantidad de ropa lujosa. Desde batas de seda de colores brillantes e intrincados diseños y abrigos de piel, hasta joyas de oro y plata.
¡Esto realmente ya era demasiado! Él es un hombre, si Nobara realmente esperaba que usara esto, ella debía de estar loca.
Al ver lo que tenía dentro el bolso, Toudou le preguntó:—“Yuuji, realmente vas a ponerte eso?—
—“…Sí.”— no importa que tan humillante le pareciera la ropa, su miedo por Nobara era mayor a su disgusto.
Con un suspiro, comenzó a prepararse para el banquete.
[…]
—“¡Suguru!”— con un fuerte grito, cierto peliblanco se adentró en la habitación de su mejor amigo.
—¡Shhh! ¿Acaso crees que soy sordo? ¿Por qué gritas tanto?— con un tono cansado el pelinegro trató de callar a Satoru mientras cambiaba la página en su libro.
—“¡Ese príncipe extranjero es un imbécil! ¡Nada más que un pequeño bárbaro corriente y sin modales! ¿Sabes lo que insinuó hoy en la sala del trono?— con un tono rápido, el príncipe heredero comenzó a despotricar y quejarse con su amigo.—“¡Dijo que debía de casarme con Sukuna! No, espera, eso no es lo importante, ¡sino que en realidad se atrevió a insinuar que me case con otro hombre! ¡¿No es eso absurdo?! Ese bastardo vulgar…— con la respiración agitada, Satoru se dirigió a la jarra sobre la mesa con pasos rápidos para tomar algo de agua.
—“¿Y qué?— frotándose el entrecejo el pelinegro cerró su libro y se dirigió a su amigo.—¿Qué es lo sorprendente de eso? Ya todos saben que la gente de Prall tiene unos gustos inusuales, si pueden estar con esas mujeres, no me sorprendería que también estuvieran abiertos a los hombres.”— argumentó Suguru con un tono pensativo.
—“¡Aún así es inaudito! ¡¿Como pudo haberme tratado como a un desviado?!
—“¿Sí realmente te molesta tanto, ¿por qué entonces no le dices algo para ofenderlo también?
Suguru tuvo un mal presentimiento ante el repentino silencio de Satoru a sus palabras.
—“¿Acaso ya lo ofendiste?”— Suguru realmente se encontraba sorprendido ante la rapidez de su amigo para disgustar a la gente.
—“No sabía que él estaba escuchando…”— trató de excusarse el peliblanco.—“Pero ese no es el punto, para colmo de males, ¡el rey me dijo que tengo que acompañar a ese pequeño bastardo mientras se encuentre en el reino!”— agobiado, Satoru se desplomó sobre el respaldo de la silla.
—“Sí realmente quieres librarte de esa carga, ¿por qué no haces eso en lo que eres bueno?”
—“¡¿Quieres que me acueste con él?! Es cierto que el rey se pondrá furioso cuando se entere y seguramente me librará del cargo de cuidador, pero aun así… meterme con un hombre…— divagó Satoru de forma afligida.—“Aunque a veces es bueno sacrificarse por la causa, pero… no creo que esta vez sea la mejor opción.
Suguru podría jurar que su mano picaba por resistir las ganas de golpear a ese idiota.
—“No, imbécil, me refiero a que le hagas lo que ahora me estás haciendo a mi.”
—“¿Tener una charla?”— preguntó con la cabeza ladeada el príncipe.
—“No.”— respondió Suguru.—“Hablo de molestarlo hasta que te desee lejos.”
Satoru:—“…”
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Wild sun |GoYuu|
Romansa"¡Primitivos, tontos, toscos y vulgares!" Esas fueron las primeras palabras del príncipe heredero de Leska sobre sus nuevos visitantes. Fue una pena que esas palabras hayan llegado a los oídos equivocados. Ahora, tres meses después, Satoru Gojo se e...