Dear Enemy ⤑HeeJake

Capítulo Uno

—Esos idiotas, siempre saliéndose con la suya.

HeeSeung escuchaba a sus amigos maldecir mientras regresaba de haberse comprado una botella de agua, se acercó y tomó asiento junto a ellos en una de las mesas del patio exterior del campus. Observó como Jay tenía el ceño fruncido y parecía cada vez más furioso con los segundos.

—Y tiene el descaro de victimizarse —el próximo en quejarse fue Ni-ki, que además, hizo una mueca de dolor por la raspadura en su codo después de la pelea.

—Umh, creo que ya tuvieron suficiente, lo mejor es parar —dijo HeeSeung de pronto, pasando la mirada del rubio hacia el resto de sus amigos.

—¿Parar? —Ni-ki lo miró con ojos de sorpresa igual que su voz al hablar —.¿Desde cuándo hacemos eso?

—¿Ya viste la paliza que les dimos? Seguro que se les bajan los humos con nosotros —mencionó HeeSeung con seguridad, pero no había ni un ápice de convicción en los rostros de sus amigos.

—HeeSeung, ¿tengo que recordarte una vez más lo que nos hicieron? —cuestionó Jay, mirándole seriamente —. SungHoon cree que todo el lío fue por una chica, pero se le ha olvidado lo que pasó en el bar, esto no puede quedarse así.

—Aquel vídeo que nos grabaron anoche sigue subiendo de vistas y likes —dijo otro de sus amigos, tenía sus manos sobre la mesa y en ellas su celular, con la vista fija en la pantalla.

Los demás se acercaron para ver el vídeo que circulaba por las redes y enfurecía a Jay tanto como para dejarle la cara roja. En el vídeo se podía observar como algunos, sentados en una mesa, vitorearon por el gol de un partido de fútbol que pasaba por la televisión del lugar; mientras que, en otra mesa, los amigos de HeeSeung se habían quejado por lo sucedido. HeeSeung notó con claridad que el sujeto que se levantó de la mesa próxima se trataba de SungHoon, quien se acercó a sus amigos para brindarles consuelo con palabras de burla. Luego de insultos y ver cómo Jay le propinaba un golpe en la mejilla, inició una pelea de más puños y patadas. El vídeo acabó cuando los propios empleados intervinieron, separándolos a la fuerza.

HeeSeung regresó a su asiento y soltó un suspiro. Por su parte, él no había estado anoche en el bar con ellos, pero después de todo, se trataba de sus amigos y su dignidad, la cual fue pisoteada. Después de haber pensado por unos segundos, de manera repentina le dio un golpe a la mesa con uno de sus puños.

—Tienen razón... ¡Voy a hacerle recordar por qué no tiene que meterse con nosotros!

Ante su anuncio, sus amigos, estando de acuerdo con él, exclamaron al unísono.

[...]

Las horas de clases habían terminado finalmente, y Jake se dirigió de nuevo a su casa en su motocicleta, había llegado algo cansado y su madre se encontraba recientemente preparando la cena, por lo que aprovechó para tomar una ducha. Entrando a su habitación con la puerta entreabierta después del baño, su querida perra Layla lo recibió de lo más contenta, y Jake no dudó ni un segundo en acariciarla y jugar con ella.

—¡Hey! ¿Cómo estás, Lay? ¿Has pasado un buen día? —habló Jake entre risitas a la cachorra, tan inquieta que se sacudía de felicidad y soltó un ladrido como respuesta.

Jake estaba seguro de que su reacción significaba algo bueno. Después de haberle dado algo de atención a Layla, se alejó de ella para buscarse una muda de ropa en su armario, todavía seguía en bata de baño y con el cabello humedecido. Antes de abrir siquiera la puerta, su mirada se dirigió hacia la ventana al otro lado de su habitación, en donde se hallaba la casa vecina. Una de sus ventanas quedaba justo frente a la suya, y pertenecía a la habitación de HeeSeung, pero en ese momento estaba cubierta por unas cortinas y parecía no haber nadie. Jake sacudió la cabeza, restándole importancia, y regresó a lo suyo. Más tarde, cuando la comida estuvo lista, Jake junto a sus padres tomaron asiento en la mesa, empezando una tranquila velada en familia.