Capítulo 1: 1999

18 0 0
                                    

Peñíscola, Agosto de 1999.

Como cada verano, yo y mi familia veníamos desde Barcelona a Peñíscola a pasar el verano. Mi nombre es Sophie Martínez y tengo 19 años. Hace unos cuantos años mi abuela falleció y mi padre heredó una bonita casa cerca de la playa aquí, y desde entonces este lugar ha sido y será uno de los más especiales a lo largo de esta novela.

Como cada agosto que pasábamos aquí, yo solía salir con una amiga de toda la vida, Sara, que vivía enfrente de mi casa, ya que donde estaba ubicada era una zona llena de casitas de antiguos pescadores. Ella venía cada verano desde Alicante, ya que esa casa era de sus padres, y solían venir también en Navidades. -Ey Sophie! ¿Cómo estás princesa?-Dijo Sara todo emocionada.

-Pues acabamos de venir de Barcelona y estamos desembalando las maletas. Hemos hecho las 5 horas seguidas desde Barcelona sin parar... tengo las piernas crucificadas.-Dije algo exagerada pero en cierto modo no sentía nada mi culo. -Pues Sophie venía a saludarte y a decirte que esta noche podríamos ir a dar una vuelta por el paseo marítimo como siempre solemos hacer.

De repente se abrió la puerta principal, y como no; mi padre tiene más oído que un perro. Escucha todo incluso bajo tierra, bueno no tanto pero desde que tengo conciencia lo recuerdo como el padre más cotilla de la tierra. A pesar de que mi padre se dedica al mundo de los escenarios y los audiovisuales, tiene mucho potencial. - Hola Sara, cuanto tiempo! ¿Cómo estáis por allí tu y tu familia?-Preguntó con énfasis, ya que el padre de Sara es amigo íntimo de mi padre desde que tenían 10 años. Eran compañeros de juegos, fiestas y de novias en el pasado por lo que nos contaba a mi y a mi madre.

-¿He oído dar una vuelta de noche?¿De noche? No se yo si es buena idea que dos señoritas anden solas por la calle.-Respondió algo intranquilo.

Mi padre a veces podía parecer una persona demasiado protectora pero en cierto modo podía tener a veces razón.  -Papá, es solo una vuelta así nos despejamos y nos ponemos al día de cosas. Estamos en verano y en un mes empiezo de nuevo la universidad. -Respondí algo alterada. -Está bien-Dijo con calma. -Pero no lleguéis muy tarde por favor. De día podéis hacer lo que queráis, pero de noche estoy intranquilo.-Suspiró.

Subimos rápidamente a mi habitación, que con el desorden era complicado encontrar las cosas, a arreglarnos. Me costó decidirme si entre un vestido blanco o unos shorts vaqueros con un top amarillo mostaza, pero finalmente opté por el vestido blanco con unas sandalias cruzadas que fueron tendencia de finales de los 90. Como buena estudiante de medicina que era, siempre no podían faltar en mi bolso unos ibuprofenos y protectores estomacales por el cambio del verano y sus comidas a horas altas de la noche, sin contar la de fiestas que acudimos aquel verano Sara y yo, y como más adelante mi vida cambiaría en cuestión de días.

Cuando salimos de casa, Sara me dijo que ese año iba a ser especial, porque al ser el último año del 1900 y que pasaríamos al 2000 en unos meses, el ayuntamiento y los pubs de la zona iban a celebrarlo a lo grande. -Sophie, no te he querido decir nada porque he visto a tu padre demasiado protector y si decía esto que te tengo que contar delante de él le fuera dado un ataque de padre sobre protector.

Justo en ese momento estaba bebiendo agua, pero con ese final de frase me dejó muerta. Me entró un ataque de risa tan fuerte que el agua se me fue hacia el otro conducto. Parecía que me estaba ahogando en aquel instante. Fue vergonzoso, porque justo unos chicos que pasaban por allí se nos quedaron mirando. Parecían guiris. -Tía, ¿qué te pasa? Es verdad lo que he dicho ATAQUE DE PADRE SOBRE PROTECTOR. -Ay dios JAJAJA. Eres una crack.-Le dije medio ahogada en aquella risa espantosa.  -Bueno Sophie a lo que iba... que este año es especial, y el ayuntamiento va a organizar unas fiestas para que este verano sea el último de los 90. Esta noche en la plaza del pueblo habrá verbena con música, tíos, más tíos, churros con chocolate, botellón, más tíos... -Es gracioso como dice la palabra tíos tantas veces amiga. ¿Qué tal con Carlos?-¿Carlitooos???!!! Ese chaval es un simplón, lo dejé porque me ponía mil excusas para vernos y además le gusta andar a varios bandos o bandazos, no se que es peor.  -Es que tía, hay hombres que no conocen el respeto y veo que la mayoría. Me pasó el primer año de uni, aún no te he contado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Yo no tuve la culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora