37. Eres mi estrella favorita [Final]

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BECKY ARMSTRONG

Segunda sesión.

—En la primera sesión conversamos, Becky, hicimos todo un recorrido de lo que conlleva esto y tú aceptaste. Supongo que de eso se trata; te di masajes y tú solo sentiste molestias, pero no siempre será así. Consulté con tu doctor que tan grave fue la lesión, y pues para tu suerte, no será ta difícil —me sonrió a lo que yo asentí—. Bien. Como siempre digo, empecemos con intentar mover ambas piernas, dale, inténtalo.

Cristina era muy amable conmigo, incluso me daba descansos o así consideraba yo, a pesar de no tener tanto tiempo porque esto no era para nada fácil, aquella no me obligaba a hacer cosas que yo no pudiera; como había escuchado de algunas fisioterapeutas.

Hice el intento, pero fue en vano, solo sentía mucho calambre, pero nada más. Formé una mueca con mis labios, molesta ante el intento de movimiento absurdo que intentaba hacer.

—No puedo —resollé—. Es... molesto.

—Becky —me llamó al notar mi intranquilidad—. Ya más adelante tendrás control, por el momento concéntrate en mí. Iniciaremos con cosas leves, ¿te parece? —asentí—. Perfecto. Lo harás increíble.

****


—O sea, no solo una fisioterapeuta, sino también una psicóloga, miren y si quieren meterme a un puto hospital psiquiátrico —me quejé, cruzándome de brazos.

Freen alzó una ceja, —Becky, esto es todo por tu bien, deja de quejarte. Y todo necesario.

Bufé, —Si como no.

—Okay, creo que la doña gruñona —miré mal a William—. También llamada Becky, preferible llamarla así, cree que no necesita un psicólogo, y es cierto; porque estás de psiquiatra, hermanita.

Tomé el vaso de agua a punto de lanzárselo y Freen se interpuso, reprochándome. Lo bajé lentamente y dejé donde había estado antes. Me volví a cruzar de brazos ante la injusticia que se estaba cometiendo.

—Yo creo que un poco de disciplina si le falta —opinó Charlotte.

—Oye, ¿tú de quién eres amiga? —pregunté yo.

—De todos. Yo no tengo bandos, soy paz y amor —alzó las manos.

—Ay, sí, ayer me dijiste que preferías a Freen —le contradijo Engfa.

La miré ofendida.

—Hey, Charlotte, se supone que...

—No tengo bandos, cariño —todos volteamos a mirar hacia Charlotte, la cual al sentir el peso de aquello, retrocedió—

Creo que todavía le costaba admitir que sentía algo por Engfa, pero mi amiga sabía perfectamente cosas y eso no hizo sino hacerla sonreír. Le había gustado aquello.

—Yo creo que sería bueno dejar a estas dos solas —comentó William—. ¿Qué no ven que se traen ganas?

Le saqué el dedo —Tú hermano mío no eres.

—Claro, soy más hermoso —me guiñó un ojo—. No sé como Freen se fijó en ti. Mírate y mírame.

Apreté la mandíbula, —No te le acerques —William hizo todo lo contrario, lo fulminé con la mirada, Freen se apartó—. Cuando caminé te partiré las dos piernas a ti. Humano sin desarrollo.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora