La hanyou, el hanyou

Idiota desconsiderado... OSUWARI

Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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—Kagome, ¿quieres ser mi compañera?

Kagome lo miró fijamente con sorpresa... con horror. Sólo dos frases pasaban por su cabeza.

Si dices que no, entonces me iré con Kikyo.

Kagome, ¿quieres ser mi compañera?

Lo miró fijamente a los ojos, sus propios ojos se endurecieron.

—¡IDIOTA DESCONSIDERADO! —gritó mientras lo empujaba. Inuyasha se desconcertó cuando sintió que le daba un puñetazo en el pecho—. ¿CÓMO PUDISTE DECIR ESO? ¡OSUWARI! —chilló mientras se apartaba de él de un salto, ignorando el dolor de su pecho. Inuyasha abrió los ojos desmesuradamente mientras empezaba a desplomarse contra el suelo.

—¡AJ!

—¡ESTÚPIDO, IDIOTA, IMBÉCIL! —gritó Kagome mientras se iba pisando fuerte—. ¡OSUWARI, OSUWARI, OSUWARI! —gritó mientras las lágrimas amenazaban con derramarse de sus ojos.

—¡AHH! —gritó Inuyasha mientras el rosario lo clavaba aún más en el suelo.

¿Por qué cojones me está sentando?, pensó alocadamente mientras salía del cráter. Empezó a correr tras ella, para alguien herido, sí que había ido bastante lejos.

Inuyasha olió lágrimas no derramadas y su ritmo cardíaco aumentó cien veces. Corrió en aquella dirección y descubrió que Kagome estaba sentada junto al pozo, mirando fijamente al cielo. El claro parecía suave y majestuoso, y Kagome parecía una diosa allí sentada, esperando a alguien.

Inuyasha saltó silenciosamente en su dirección, pero sus orejas y su nariz lo descubrieron y ella se dio la vuelta y lo fulminó con la mirada.

—Siéntate —susurró y él cayó.

—¡KAGO... MF! —gritó, el final de su nombre quedó cortado cuando besó la tierra.

Kagome se levantó y saltó dentro del pozo, la brillante luz azul la rodeó y esa sensación la atravesó como siempre que viajaba entre dimensiones.

—¡NIÑA! —bramó mientras saltaba tras ella.

Kagome por fin dejó que cayeran las lágrimas mientras saltaba dolorosamente hacia su habitación. Así que soy un reemplazo de Kikyo, ¿eh? ¡Empieza la época de apareamiento y, si no puede tenerme, a la viva, se irá con Kikyo, la muerta! ¡MALDITO SEA!, gritó en su mente mientras enterraba su cabeza en la almohada de su habitación. Su familia no estaba y se alegraba, no tenía ganas de explicarles su estado y sus emociones en ese momento.

Dejó que le cayeran las lágrimas, dejó que la envolviera su dolor, dejó que sus sentidos tomaran el control, dejó que su sueño la consumiera. Kagome se durmió llorando, sus sentidos se apagaron. Estaba durmiendo profundamente, la herida de su pecho ardía enormemente. Estaba curando y tenía que cambiar las vendas, pero en ese momento no importaba.

Reemplazo... fue lo último que pensó antes de dormirse.

Inuyasha gruñó profundamente mientras saltaba hasta su ventana y entraba. Estaba respirando hondo para gritar, pero murió cuando vio su cara llena de lágrimas presionada ligeramente contra su almohada. Cayó de rodillas, apartando mechones de su pelo de su cara. Kagome se movió un poco, sus orejas se movieron, su nariz se movió también.

—Inuyasha —murmuró mientras se acurrucaba contra su almohada. Inuyasha captó el aroma de dolor mientras veía que su vendaje se estaba desatando. Vio el corte profundo asomándose desde la parte de arriba de su camiseta. Hizo una mueca, entendiendo el dolor por el que estaba pasando.