Capítulo (5)

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Al bajar las escaleras dispuesta a desayunar pude ver a Jade sentada en el sofá.

Cómo si ella pudiera sentir mi mirada se levantó y me miro de brazos cruzados.

- ¿Qué haces aquí?- termine de bajar las escaleras confundida, me dio una mirada amenazante por el recibimiento- Es decir, no me molesta pero, no te esperaba.

- Te llevaré- se encogió de hombros- Puedes decirme gracias- sonaba molesta pero, eso era normal en ella.

- Gracias- me limite a decir un tanto confundida por la situación.

Su amabilidad repentina y que este tan dispuesta a querer mejoraf nuestra relación sigue pareciendome extraño.

Antes de volver a dirigirle la palabra me sirvo del café que asumí Trina hizo.

- No sabía que tomaras café pesado Vega- su sonrisa de labios cerrados me hacen dudar de lo que estoy bebiendo.

Quería poder confiar en ella y dejar de creer que estaba en peligro cada que la tenía cerca. Era un sentimiento que me invadía ante su presencia.

Sus gestos tampoco me ayudaban. Lo hacía a propósito.
Le gusta ponerme alerta con cada movimiento o gesto que hace.

- Si.. Me sorprende que Trina lo haya echo así, ella ni siquiera suele beber- comencé a beberlo como si mi vida dependiera de ello.

- Oh, no lo hizo ella- casi me atraganto ante la confesión, temiendo nuevamente de que mi bebida tuviera laxante- No está envenenado, sólo hice para mí y sin querer hice de más- se encogió de hombros notoriamente ofendida.

- No creía que lo estuviera- ella asintió no creyendo lo que dije- Esta muy bueno- le sonrio a como puedo y doy un último trago para que me crea aún más- No sabía que hacías buen café.

- Sé hacer muchas cosas pero, cualquiera puede hacer un estúpido café tori- hizo ver de menos su gesto- Vamonos, no quiero llegar tarde.

Fue amable de su parte el haberme guardado un poco. Aunque ella dijera que eran sobras, yo sabía que realmente no era así. Si no hubiera querido dejarme habría tirado lo que quedaba.

Me di un golpe mental al tratar de defenderla internamente.

Traté de no discutirle que algunas personas (incluida) llegan a quemar el café dejandolo amargo. Sólo la seguí y me senté en el asiento de copiloto un tanto confundida.

El auto olía bien, no me había percatado de lo limpio que mantenía su vehículo hasta ahora.
No pude evitar ver lo ordenado que estaba, lo cuál se me hizo raro ahora que recordaba que realmente lo mantenía echo un desastre.

No sabía como romper el hielo sin meter lo del café y hacer que se moleste. Por lo que opté mirar por la ventana deseando no provocar una discusión.

- Tori, tengo una duda- preguntó repentinamente.

Se me hizo un vuelco en el estómago al verla tan sería. Pareció pensárselo, considerando si debía continuar.

- Puedes preguntar- la animé.

- En la fiesta..- apenas empezo no pude evitar tensarme, ¿para qué la animé?- ¿Porqué fue el golpe? Tampoco entiendo porque querías vomitar si yo estaba cerca, de verdad aveces no te entiendo- siguió con la mirada fija a la carretera mientras negaba con la cabeza molesta.

- No es lo que crees- me apure a decir al verla sujetar con fuerza el volante- Quería hablarlo pero estabas cerrada a conversar en ese momento.

- ¿Yo? No es así, eras tú la que no podía conversar- tomó aire tratando de calmar lo furiosa que estaba- Ahora puedo hablar.

¿Qué tal si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora