He visto todas las películas de princesas que hay en el mundo, y sigo con la misma conclusión: ¿Cómo haría que Froy me salve?
No puedo llegar un día y decirle: Froy, sueño contigo todos los días, incluso antes de conocerte, lo hacía. Resulta que eres mi hilo rojo, y debes salvarme de mi novio porque me hizo brujería. No sé cómo lo harás, investiga tú y apresúrate, que te quiero comer la boca sin sentir que me volveré loca por culpa del embrujo.
Fruncí el ceño.
Maldita Matza.
Apreté más el cojín contra mi pecho y comí más palomitas de maíz. Estaba viendo Blancanieves por segunda vez: me resultaba catastrófico que una muchacha medio muerta sea besada por un tipo que, tal vez, si no hubiera despertado, olvidaría su nombre con rapidez. Además, con un besito, despertó. ¿Qué hizo el príncipe? ¿Succionarle el veneno?
Era sábado y estaba haciendo un maratón. Dylan había salido por algo de trabajo. Sí, sentía la necesidad pero ya eran por momentos; mientras mantuviera mi mente entretenida, no iba a recordarle ni volverme loca por su lejanía. Cosa que antes, no podía hacer.
Volví a fruncí el ceño al notarlo. ¿Será por la cercanía que tengo con Froy?
Ayer hablé más con él. Y me sentí feliz de que estuviera conmigo. Escucharlo reír, verlo tan tranquilo a mi lado, sentir su calidez, embriagarme con su aroma y percibir esa mirada que vuelve loca.
Me recomendó ver Blancanieves y La Bella Durmiente, diciendo que son buenas. Aunque su favorita siempre será La Princesa y El Sapo. También me recomendó Encantanda con la excusa que tiene buenas canciones.
Pero, ¿cómo puede decirme que Blancanieves es buena? No juzgo, pero es una muchacha que despierta con el beso de un príncipe. Igual que La Bella Durmiente.
Realmente, son historias muy cuestionables.
Soy más de películas de Barbie. Al menos, si decido terminar de volverme loca, ella me apoyaría objetando que soy lo que quiera ser. A ver, no quiero volverme loca pero creo que es lo que terminaré siendo.
Blancanieves terminó. Pausé todo y caminé hasta la cocina en busca de un vaso de agua y las palomitas que había dejado en la olla. Escuché la puerta abrirse y rodé los ojos. Ya llegó el loquito con preguntas, seguramente.
Volví a la sala encontrándomelo.
Casi suelto mi taza con palomitas cuando vi a Patricio en medio de la sala que caminaba con cautela.
—¡Qué haces aquí, Patricio! —chillé en voz baja causando que se sobresaltara— ¡Dylan puede llegar en cualquier momento y si te encuentra aquí, todo se irá a la mierda! ¡Además, cómo entraste!
—¡No contestabas el celular y Matza no me daba información de ti! —exclamó en voz baja también— ¡Quería cerciorarme que no estabas muerta! ¡Perdón por preocuparme por ti todavía!
Dejé la taza sobre la mesita de sala y caminé hasta él para empujarlo hacia afuera.
—Si ya hablaste con Matza, quiere decir que sabes que esto está fuera de nuestras manos —Él no se movía. Seguía empujándolo pero era como una pared bien sujeta al suelo. Tenía los brazos cruzados y el ceño fruncido—. Necesito que te vayas mientras intento solucionar esto. No quiero que Dylan les haga algo a ustedes.
—¿Y si no lo solucionas?
Dejé de empujarlo para observarlo. Eso era algo que me atormentaba constantemente. Antes, al menos, no tenía noción de todo lo que me ocurría; ahora, la tengo y no saber qué hacer con exactitud, me frustraba y agobiaba.
Pero debo intentarlo.
No sé cómo me metí aquí pero debo salir.
—Me conoces más de lo que yo me conozco, Patricio, así que te pido que confíes en mí. Uno de los dos debe tener esperanza.
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El beso del recuerdo [Libro I]
Romance«¿Por qué me duele tanto no poder recordarte?» Desde el momento en que Priscila encontró una foto de un chico en una nube por buscar una foto que había agregado en su currículum y no recordaba haber hecho, sintió un gran vacío que la dejó desconcert...