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El 17 marzo llamaron a la comisaría para dar aviso de un suicidio.

Hyunjin estaba en su oficina leyendo El juguete rabioso cuando su jefe entró con la denuncia impresa en la mano—solo es un suicidio—dijo el hombre de ropa informal.

—que lo tome un nuevo—murmuró Hyunjin mientras continuaba leyendo y bebía un poco de su frío café.

—solo es un suicidio—repitió—no te cuesta nada acompañar a un novato para supervisar su desempeño.

Con un largo suspiro, Hyunjin dejó a un lado el libro y se levantó, alisó sus viejos jeans celestes y se puso un abrigo.

Hyunjin era policía forense, pero se ocupaba de escenas criminales, no de suicidios, le sentaban mal, quizás porque su madre se suicidó al poco tiempo de haberlo tenido, aunque no había sido algo que él hubiera podido evitar.

Su familia estaba maldita y con ellos existía un poder heredado que arruinaba la vida de quienes lo usaban. Al parecer su madre intentó cambiar el pasado, pero lo arruinó, es por ello que se suicidó.

Dicen que si viajas en el tiempo, las posibilidades de volver cuerdo a tu línea temporal son escasas y cosas como estás pueden ocurrir.

"Lo mejor es que nunca lo intentes" su padre le había dicho con tristeza.

—es la primera vez que voy a registrar un suicidio—Kaoru dijo, un novato japonés que se radicó como residente en Corea.

—será una fiesta—burló Hyunjin cuando salieron de la comisaría, afuera estaba lloviendo y eso lo hizo suspirar una vez más.

—¿No te gusta la temporada de lluvias?—el jovencito dijo cuando le siguió hacia el auto.

—intenta manejar con lluvia—simplemente respondió.

Puso la dirección en el GPS y no se sorprendió al llegar a un elegante barrio privado. La casa era de estilo americano, dos o tres pisos tal vez, muchas ventanas y un extenso jardín que quizás en su vida nunca podría pagar.

Kaoru abrió el paraguas y lo sostuvo para ambos mientras tocaba el timbre.

Una empleada doméstica atendió con una expresión afligida, se notaba que había estado llorando y su delantal estaba manchado con rastros de sangre. Ante aquello, Hyunjin frunció el ceño, había ensuciado la escena.

—¿Qué pasó?—preguntó mientras ingresaba, la policía de la zona ya estaba dando vueltas alrededor y el oficial que recibió el primer llamado le dió el informe.

—Lee Felix, tenía veintiseis años, extranjero, estaba casado con un empresario, el esposo se fue de viaje y la empleada había ido a hacer las compras, se cortó las venas en el baño.

Hyunjin hizo una mueca ante la imagen visual—que dolor.

—la escena es un desastre, la empleada intentó detener el sangrado, pero ya estaba muerto, hay cámaras en toda la casa, no será difícil revisarlas, ya nos comunicamos con el esposo y nos dió acceso libre.

—ya sabes qué hacer ¿No?—miró a Kaoru y él asintió, sacó su libreta y empezó a escribir.—¿En dónde está?

—en el segundo piso a la derecha.

Hyunjin se adelantó mientras Kaoru se encargaba de lo administrativo con los demás oficiales, admiró la alfombra roja de las escaleras, lo brillante que se veía la madera de las barandas, los grandes cuadros que probablemente costaban lo mismo que su auto o incluso más.

No entendía a las personas que se suicidaban, aunque buscarle una explicación al suicidio era rebuscado, no es como si hubiera muchas cosas buenas mientras se existía.

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