Capítulo 6

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12 HORAS ANTES

Tomando con calma su bebida, Bill observaba como la gente bailaba desde el reservado en el que estaba sentado. Nada más llegar a la fiesta a la que habían sido invitados, sus compañeros se dispersaron, siendo Tom el primero en encontrar una pareja de baile por así decirlo, porque bailar lo que se decía bailar no era precisamente lo que estaban haciendo.

Siguiendo el compás de la música, Bill le observaba con la frente arrugada, viendo como su hermano levantaba la falda de la chica que tenía en sus brazos y le metía mano con todo descaro. Hasta podía escuchar sus grititos emocionados desde donde estaba...

Resopló resignado y desvió la mirada a otro lado. Sonrió al ver el panorama. A Georg no se le daban tan bien las chicas como a su hermano. Estaba rojo como un tomate mientras se disculpaba con torpeza con una chica a la que le había derramado su bebida por toda la camiseta.

Gustav estaba unos pasos detrás, con una sonrisa de oreja a oreja. Fijó los ojos en los suyos y no pudo evitar devolverle la sonrisa. No sabía como se las apañaba Georg para quedar siempre en evidencia delante de la chica que quería conquistar.

Tomó otro trago de su cerveza y volvió a centrarse en Tom, arrugando la frente al ver solo a la chica con la que estaba "bailando". Le buscó con la mirada, pero no le vio por ningún lado.

—Y tú, ¿qué?—preguntó Gustav dejándose caer a su lado.

—Yo ¿qué?—preguntó sin entender.

—Aquí sentado no se te va a acercar nadie—le riñó Gustav con una sonrisa—Casi no hay luz y vestido todo de negro pasas desapercibido, un poco más y te fundes con las sombras.

—Estoy bebiendo—se excusó Bill levantando su copa.

—Llevas con esa cerveza desde que entramos hace ya casi una hora. ¡Pide algo más fuerte!—le animó Gustav palmeando su espalda.

—No, paso—contestó Bill con firmeza.

—Mira Tom, desde que ha llegado no ha parado. Parece mentira que seáis gemelos—murmuró Gustav sin pensar.

—Tom debería cortarse un poco—gruñó Bill revolviéndose en el asiento—Hace un rato estaba en mitad de la pista de baile metiéndole mano a una chica sin cortarse un pelo.

—Vale, Tom se pasa un poco a veces—admitió Gustav.

—¿A veces? Dirás siempre—estalló Bill sin quererse contener—Alardeando de cuantas chicas se ha tirado, para él pasar una noche a solas debe ser una tortura. Trata a las mujeres como trozos de carne...

Gustav le miró sin atreverse a sonreír. Su amigo se había exaltado cuando solo le estaba tomando el pelo. Solo quería conseguir que se levantara y se relacionara, pero en vez de eso había conseguido cabrearle.

—Me voy al baño—anunció Bill de repente levantándose.

Dejó sobre la mesa la bebida aún a medias y se escapó antes de que Gustav se ofreciera a acompañarle. Por el camino declinó las invitaciones que varias chicas ilusionadas le hicieron, solo sonrió y negó con la cabeza. Sentía mucho defraudarlas, pero simplemente...no le gustaban.

Camino del baño se chocó con una persona que se apresuró a cogerle del brazo para impedir que se cayera. Levantó la mirada y a través de las cegadoras luces de la discoteca le estudió de arriba abajo.

Se trataba de un hombre, de unos 35 años o más, y también le miraba de arriba abajo con una fea sonrisa en los labios.

Se soltó de su agarre y le dirigió una desagradable mirada antes de rodearle y seguir su camino. Entró en el baño y se sorprendió de encontrarse dentro a su hermano.

I will sacrificeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora