Xabi Alonso, la gente lo describiría como alguien relajado y tranquilo, sus jugadores como un hombre profesional y amable, pero si alguien le preguntara a “él” cómo definiría al exjugador diría como una experiencia única en la vida. Y si Xabi tenía que definirse sería como un hombre cobarde.
Los recuerdos que albergaban los pasillos del Bernabéu eran dolorosos y a la vez una experiencia hermosa, prefería concentrarse en lo último, si pensaba en lo primero, no podría vivir, sus ex-compañeros lo sabían, ¡Por dios! Incluso Mourinho y el Barcelona lo sabían, lo supo desde que Xavi Hernandez intentó hablar con él, le agradeció y en cierto punto necesitaba la charla, pero no podía hablar de ese momento aunque quisiera.
Su camiseta se encontraba colgada en su closet, solía verla de vez en cuando, ¿Qué pensaría su antiguo yo si supiera que incumplió su promesa? Que si había vuelto a pisar el campo del Bernabéu, pero sin él a su lado, acarició la tela de la camiseta con cariño dejando que su mente lo llevara a su memoria.
{Pasado}
Los merengues no solían pasar el tiempo libre que les daba Karanka, cuando Mou no se encontraba disponible, jugando o bromeando, la mayoría del tiempo solo se sentaban a hablar, y lo estarían haciendo de no ser porque algunos jugadores los mojaron y huyeron.
Xabi solo estaba en el vestuario hablando con Pedro Leon, a ninguno le interesaba meterse en los juegos, aún sabiendo que Mourinho dejaría jugar a Pedro sino se metía en problemas así que ambos estaban hablando.
—Deberías ver mi ciudad, es realmente hermosa en esta época —comentó jugando con la mano de su compañero—. Le caeras bien a mi familia
—Podría decir lo mismo —susurró Alonso pensando en sus padres un segundo—. Ya no se escuchan gritos, podemos salir.
Al recibir un asentimiento, ambos salieron con cuidado del cuarto, debido a que el piso se encontraba mojado, caminaron con cuidado, pero fue en vano, el pelinegro estaba por caerse así que se sostuvo de su novio, haciendo que ambos cayeran al suelo.
—¿No crees que es temprano para tenerme sobre ti? —bromeó el Tolosano para ver al hombre—. Te extraño anoche.
—Nunca es lo suficientemente temprano —sonrió viendo los ojos de su pareja—. También te extrañe.
Se quedaron en silencio, viéndose a los ojos dejando que todo a su alrededor desapareciera, sin poder resistirse, sus labios se unieron en un beso íntimo, hace días que no habían tenido intimidad alguna.
—¡Ustedes dos! —se escuchó la voz del portugués, rápidamente se separaron—. Es un club decente ¡A mi me daría vergüenza ir por ahí a los besos!
—Solo nos tropezamos —habló el castaño— solo nos dejamos llevar, son cosas que pasan, Míster.
—Asegúrese de que esas “cosas” no sean en horario de trabajo, saben que Valdano siempre vigila —les susurró a los hombres, como si eso fuera un secreto—. Ahora ¡Vayan a entrenar!
—Y luego pregunta porque le decimos “el broncas” —comentó Pedro una vez que el mayor se fue—. Nada de cosas en el trabajo, es peligroso
—Incluso Guardiola lo llama así —bromeó tomando la mano de su pareja para caminar—. En unos años, no tendremos que ser cuidadosos, lo prometo.
—Xabi —murmuró avergonzado sintiendo sus mejillas rojas—. No pasará, a lo mejor encontraras alguien mejor que yo
—Pedro, Pedrito —se detuvo en seco para tomarlo de las mejillas antes de besarlo—. Nunca, jamás voy a abandonarte, y si volvemos aquí algún día, será como esposos
No le hubiera besado sin tan solo hubiera visto esos pares de ojos observarles desde lejos, Xabi siempre se recrimino eso, porque solo días después, Mourinho le llamó para decirle que Pedro León había vuelto al Getafe.
Pedro León nunca diría lo que pasó a la prensa, que Valdano y Florentino le amenazaron. Xabi nunca diría que fue a buscarlo al estadio, pero al ver a su ex-pareja con su familia se acobardó, porque no estaba seguro de que le aceptaran, quizá sus traumas de la infancia le jugaron en contra así que se fue, sintiendo como la caja de terciopelo guardada en su bolsillo pesaba.
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