Añoraba su risa contagiosa, su sonrisa permanente, echaba de menos la valentía y las ganas de comerse el mundo. Echaba de menos creer en si misma como lo hacía antes.
Ahora sólo fumaba un cigarillo en la terraza mientras hacía dibujos en el suelo con su dedo, ahora sucio, después de haberse pasado la tarde dibujando con carboncillo, cosa que, realmente le apasionaba.
-¡Noah, baja, la cena está lista! - escucha gritar a su madre.
Pero antes de que pudiera acabar de fumar, comenzó a llover.
-¡Mierda! - exclamó. Cualquiera lo hubiese dicho porque se mojaba, ella, en cambio, porque se tenía que ir.
Noah amaba la lluvia, y fumar bajo la lluvia, y bailar bajo la lluvia, y cantar bajo la lluvia, y llorar bajo la lluvia... Le encantaba la lluvia, y mas aun en esos días de verano con olor a invierno.
Bajó de cenar, y, como era de esperar, no cruzó palabra con nadie durante la cena. Su madre y ella nunca se llevaron del todo bien, su padre estaba enfermo, la verdad es que lo echaba mucho de menos, como tantas otras cosas... y su hermano, intentaba evadirse de todo lo que ocurría en aquella casa y casi nunca estaba allí. Aunque lo cierto es que últimamente si que pasaba más tiempo en casa.
A Noah le encantaba hablar por teléfono por las noches, aunque hacía tiempo que no encontraba a la persona perfecta, o adecuada con la que compartir sus horas de insomnio, sus noches en vela, a la luz de la luna, al ritmo de alguna nota que se entralazaba con otra y así sucesivamente. Así que directamente se fue a la cama. Estaba poco orgullosa de sí misma, de que sus ojos delataran su inseguridad y sus lágrimas el miedo.
Y la verdad es que añoraba, ay que si añoraba.
Añoraba cuando pensaba que el rosa era el color de la niñas y el azul el de los niños y ahora, se daba cuenta, de que su color era el negro. Añoraba cuando dejaba la ventana abierta por si venia Peter, hoy se da cuenta de que éste se quedó sin polvo de hadas para ella. Añoraba cuando viajaba en coche con su familia y observaba con curiosidad las carreras que mantenían las gotas de agua en el cristal, y que hoy, solo las observaba es sus mejillas. Ahora, se ha dado cuenta de que, las rosas no son las únicas que dejan espinas.
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Corazón a prueba de balas.
Teen FictionNoah siempre anduvo algo perdida en la cuerda floja de su vida y más por los innumerables hechos que le han ido marcando a lo largo de su vida y le han hecho perder el equilibrio en más de una ocasión, pero ser fuerte no está en cuantas veces te ta...