01.15 Code Breaker

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Bill se levantó de la cama con un sobresalto.

La pesadilla seguía reproduciéndose en su mente como si fuera un suceso real, como si todavía pudiera ver a Peter Hale frente a él, con colmillos y garras acercándose.

Y Bill ya no se encontraba más en la habitación de Stiles si no una vez más en los vestuarios de la preparatoria de Beacon Hills, observando unos resplandecientes ojos rojos que brillaban en la oscuridad y sintiendo como volvía a suceder todo una vez más.

Solo que esta vez, se sintió plenamente real, como si volviera a vivir ese momento solo que ahora viéndolo todo desde una nueva perspectiva.

Y por supuesto, con un final distinto.

La mano de Peter Hale había aparecido frente a él, con uñas más afiladas de las que un humano podría tener.

Garras. Corrigió su propia mente una vez más, con las uñas hechas garras había tomado la remera de Bill, levantándolo del suelo con un solo movimiento y desgarrando la remera en el proceso, pero esta vez, Bill sintió un dolor punzante en su pecho, uno que antes no había notado.

En su pesadilla, las garras de Peter Hale se habían clavado profundamente sobre su piel, pero aún así su remera no se había manchado de sangre en lo absoluto.

Las garras de Peter se clavaron en el interior de su pecho, desgarrando con facilidad sus órganos, pero Bill no sintió el dolor en lo absoluto.

Y eso fue lo que más lo confundió, aún se encontraba igual de aterrado que cuando vivió ese momento, pero cuando sintió las garras de Peter clavándose en su piel mientras lo levantaba del suelo para que sus miradas se enfrenten, Bill no sintió dolor.

Tal vez porque al final, eso fue solo un sueño después de todo.

Bill respiró temblorosamente, aún sentado en la cama de Stiles y con los flashes de su pesadilla recorriendo sus ojos sin ningún tipo de control.

Los ojos rojos de Peter.

Los colmillos.

Las garras.

Se levantó su suave camisa de algodón para exponer su pecho, asegurándose de no encontrar ninguna herida allí en dónde Peter Hale lo había levantado del suelo.

Ni una sola herida.

Bill asintió conforme, ajustándose los vendajes en sus manos que ya no dolían en lo absoluto, pero que aún no tenía intenciones de observar las heridas.

—Solo una pesadilla. Nada de eso sucedió. —intentó mentalizarse, mirando la ventana para encontrarse la oscura noche con la luna aún en todo lo alto del cielo.

No es luna llena, bien.

No es que importe de todos modos.

Oh cierto, hombres lobos furiosos vagando por las calles.

Espero que falte mucho para la luna llena.

Distraído, Bill no sintió el sonido de su celular vibrando en la mesa auxiliar al lado de la cama y no lo escuchó hasta la tercera vez que se reprodujo la canción que anunciaba una llamada entrante.

Bill parpadeó, volviendo a la realidad y tomando su teléfono para responder.

¿Quién lo llamaría tan tarde?

¿Y por qué Stiles aún no había llegado del baile?

—¿Bueno?

—Billy. —la voz de León se escuchó por el otro lado, un poco entrecortada, como si el chico hubiera estado corriendo una maratón—. ¿Billy, dónde estás?

IRIS ★ Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora