único

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Los ojos llenos de lágrimas, las manos entrelazadas, temblorosas debajo de la mesada y sus sentidos un poco hechos mierda, buscando la distracción con sus ojos miel, rezando internamente por encontrarla.

Su boca se abre para dejar salir un suspiro bajo y tembloroso, sus puños apretando el buzo que llevaba puesto para ocultar el dolor y la creciente erección entre sus piernas que lo hacía sentir tan dejado con el rosa fuerte que se asomaba a pintarle la cara.

Tenía su vista fija sobre el hombre sentado justo delante de él, del otro lado de la mesa, quien platicaba alegremente con sus amigos, quienes eran amigos de él también.
Tragaba con fuerza cuando el otro lo observaba de reojo, bajo aquellos mechones ondulados que caían frente a esos ojos verdes.

Sus manos se siguen cerrando con fuerza al sentir su cuerpo volverse más tembloroso, sintiéndose tan caliente al punto de que se vuelve algo realmente sofocante. Sus piernas se cruzan en un intento inútil de reducir su incomodidad y las ansias de tocarse.

Recibe un pequeño toque en el hombro, sus ojos viajando inmediatamente hacia el alto que lo miraba con preocupación.

- eu, ¿Todo bien? - la mirada de Alejo se fijaba en él de forma intensa, cuestionándole con esta su propio bienestar. Los nervios del colorado salieron a flote un poco más, pero buscó disimularlo.

- Si, ¿Por? - le sonrió en un intento de parecer animado, sus manos dejando su buzo de lado y tomando el pequeño vaso de gaseosa que tenía delante, llevando el borde de este a sus labios.

Alejo enarcó una ceja, no muy convencido de su respuesta.

- No sé, estás medio raro. ¿Seguro ta' todo bien? - se animó a preguntar de nueva cuenta, mirándolo tan fijamente que Valentín llegaba a ponerse algo ansioso.

Se sacó el vaso de entre los labios, dispuesto a dar la misma respuesta de antes. Y hubiese estado bien si su interior no hubiera comenzado a tener vibraciones más fuertes. Y también hubiese estado bien si la mirada de cierto ojiverde no se hubiera clavado en él luego de ello.

Las piernas de Valentín lograron temblar con más fuerza, él presionó el vaso entre sus dedos con algo de dureza, resistiéndose a soltar cualquier sonido demasiado sugerente para su amigo a un costado suyo.

- S-si - un tartamudeo que logró disimular con una tos fingida, haciendo de cuenta que se había atorado con su propia saliva -. Si, boludo. t-tengo sed nada más.

- Pero tenés coca ahí, ¿Qué querés? ¿Birra? - se le burló el más alto, dándole un suave golpe en el hombro.

Valentín se rió de forma baja, fingiendo que no había sentido la vibración fuerte que su interior recibió de repente.

- Y, bueno. Si pinta - bromeó de igual forma, riéndose de una forma un poco más normal.

La noche estaba por ser larga, y Valentín no estaba completamente seguro de cuánto más podría resistir la sola idea de que su novio siguiera castigándolo así.

Eso no era para nada peligroso. Pero el mayor se comportaba cómo un hijo de puta con él y esa sonrisita tan inocente. Cómo si verdaderamente no le gustará ver a Valentín hacer todo por mantener su cordura.

Eso no importaba. A Agustín verdaderamente no, porque apenas empezaba.




























































































































































































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⏰ Última actualización: Jan 22 ⏰

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jueguito (gialen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora