La familia Malfoy, era una de las más importantes y poderosas, tanto del mundo muggle como el mágico, el matrimonio de Narcissa y Lucius Malfoy había Sido un arreglo entre ambas familias, en dónde a pesar de no tener una elección, ambos terminaron enamorados, una suerte inmensa, su matrimonio era casi perfecto, si no fuera por las tradiciones y creencias antiguas que sus familias tenían, tal vez hubiese sido diferente para el pequeño Malfoy que había sido criado con esas mismas creencias. El heredero Malfoy, hijo único, había sido criado de una manera distinta; sin embargo, en su niñez ningún tipo de cosa le faltó, lo tenía todo, amor, dinero y riqueza. Sus padres, como toda tradición, habían buscado el matrimonio perfecto para el, la hija de la familia Parkinson, tenía la misma edad que su hijo, era simplemente perfecta.
Draco Lucius Malfoy Black, el heredero de las riquezas y todo lo que conllevaba ser un Malfoy, un niño rubio de ojos grises de complexión delgada y la personalidad arrogante de su padre, es así como fue criado, así como debía comportarse, y el como debía ser tratado por ser un sangre pura. En realidad podía escuchar hablar de eso a su padre por más de 6 horas y lo único que pasaba por su mente es el querer salir a jugar al jardín, no era de su importancia en lo absoluto, ni sentía una sola gota de interés hacia la pureza de sangre o el trato que debían merecer, era un niño después de todo, su madre siempre decía que lo único que debía importarle era en que distraerse para jugar todo el día; sin embargo, su padre tenía un tipo de educación diferente a la de su madre, y es que bastantes veces solían confundirlo por poner ideas diferentes en su cabeza, ¿En lo único que condordaban? La pureza de sangre, ¿Que acaso no conocían otro tema de conversación? ¿O simplemente no sabían hablar con un menor? ¿Acaso sabían lo que significaba ser un niño?
Suspiro pesadamente dando un golpe en su cabeza contra el pupitre de madera, hizo una mueca de sufrimiento jalando su cabello, le importaba tres ranas de chocolate si perdía clase total al hacerlo, así como le valía tres calabazas (Si, no sabia insultar) lo que su padre tuviera que decirle, miro con el ceño fruncido al hombre enfrente de el, se sabia al derecho y al revés lo que le estaba diciendo –Draco, ¿Me estás escuchando?– miro al menor levantando una ceja, suspiro, se acercó al niño sentado en el pupitre antes de mirarlo con una expresión que podía hacer temblar a cualquier dragón, en especial a ese dragón –...Lo siento– bajo la cabeza —Un Malfoy, no se disculpa, ¿Cuántas veces tengo que repetirlo para que te lo metas en esa cabecita?– el hombre se incorporo mirándolo fijamente, con esa mirada de total grandeza y arrogancia, esa mirada, la que lo hacía sentir tan pequeño a su lado, daba tanto miedo.
–Draco, levanta la cabeza, eres un Malfoy, ninguno de nosotros baja la cabeza por nadie– casi de inmediato el menor se reincorporo evitando a toda costa el contacto visual con el mayor, sin embargo podía escuchar la respiración del hombre, y sabía que estaba enojado, quería disculparse pero eso solo lo haría enojar más y no esperaba que fuera así el día de su muerte, en especial porque hacia un muy buen día afuera como para pasarlo bajo tierra por hacer enojar a su padre –Estas castigado– dijo sin más caminando hacia la puerta de salida, el menor no se atrevió a mover un solo músculo hasta escuchar la puerta aporrearse, algo que lo asustó pero que lo hizo sentir un alivio tremendo, y se hubiese seguido sintiendo asi si no fuera porque una culpa lo invandio, sabía que debia prestar atención a las estúpidas clases de su padre, pero no podía evitar mirar la ventana y que su imaginación se apoderará de su mente nublandola por completo.
Se levantó del pupitre caminando hacia la puerta, sabía que estaba castigado, lo que significaba más horas de charla con su padre, y ahora que se sentía culpable, se prometió a si mismo prestar atención a cada una de las palabras de su padre a pesar de no entender nada, camino por el pasillo escuchando algunos susurros provenir de la habitación de enfrente, dudo si era lo que debía hacer, probablemente no pasaría nada bueno si lo descubrían, pero que más daba, ya estaba castigado, camino lentamente, el hilo de luz que salía de la puerta entreabierta solo aumento su curiosidad, camino lentamente pegando su oreja a la puerta esperando escuchar al menos algo que alegrará su día.
–Lo mimas demasiado, Narcissa– la mujer lo observo tomando de su taza de té –Sabes que no es así, Lucius, nuestro hijo merece tener una infancia, no recuerdos donde pongas el peso de nuestro apellido en sus hombros– su ceño se frunció ligeramente, su esposa no entendía para nada su concepto de educación –¿¡Es que acaso ves y no ves!? ¡Mi hijo no entiende nada de la pureza de sangre! Se la pasa pensando en estupideces que TU le haz metido en la cabeza, ni siquiera presta atención en lo que significa el apellido, debo poner ese peso en sus hombros, no es suficiente– esas palabras parecieron solo hacer enojar a su esposa, pues la mujer suspiro dejando la taza a un lado y mirándolo fijamente –Ten en cuenta que es nuestro hijo, Lucius, y las cosas que le meto en la cabeza no son estupideces, es un niño ¿Que acaso eres tu el que no ve? Lucius– lo llamo –Draco tiene 11 años, apenas entrara a Hogwarts y tú estás poniendo un peso que no le corresponde a esta edad– las palabras que salían de su boca eran la total verdad que el hombre se negaba a aceptar –¿Y que pasara cuando crezca? No seguirá siendo un inútil– la mujer se levanto casi de golpe al escuchar lo último –¡Nuestro hijo NO es un inútil! ¡Tu eres el único que no puede ver lo bueno que tenemos ahora! ¿Que pasará en un futuro cuando el no te quiera ni ver? ¿Pensarás igual? ¿Que sucede contigo, Lucius? Nosotros no somos una familia perfecta, y Draco tampoco lo será, no hagas cosas de las que puedas arrepentirte más tarde– el hombre solo frunció el ceño, se incorporo y simplemente camino hacia la puerta, casi de inmediato el menor se fue corriendo hacia la habitación de enfrente, mirando por la puerta entreabierta escucho a su padre salir y vio a su madre salir unos segundos más tarde, la mujer suspiro pesadamente, sus ojos se dirigieron hacia la puerta de enfrente notando casi de inmediato unos ojitos grises asomarse por la puerta.
–Draco, cielo, ¿Que haces?– la mujer se acercó forzando una sonrisa dulce, caminando hacia el menor levanto al niño en sus brazos, el rubio rodeo el cuello de su madre abrazandola –Solo estaba jugando...no creí que llegará a molestarlo tanto– Narcissa sintió una ligera punzada en su pecho, acaricio el cabello del menor caminando hacia la chimenea, se sentó abrazando el cuerpo del menor con fuerza, sabia que había escuchado a su padre, y quisiera poder borrar ese recuerdo de su memoria para siempre, su pequeño dragón –Mami– escucho, la mujer respondió con un "¿Si?"
–¿Por qué no puedo ser suficiente para el?–
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◆꒤꓄ꋪꋬ꒦꒐ꄲ꒒ꏂꋊꉔꏂ◆ ⑅ʰᵃʳᶜᵒ⑅
Fanfiction◆꒤꓄ꋪꋬ꒦꒐ꄲ꒒ꏂꋊꉔꏂ◆ ⑅ʰᵃʳᶜᵒ⑅ ° • ° • ° Ella me golpeó y se sintió como un beso...