Capitulo 4

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No era tan idiota como para no haber escuchado que los últimos momentos con vida de Nick habían sido en casa de Steve. O mejor, no estaba tan paralizada para no hacerlo. Me intrigaba saber qué hacia él ahí. No solía visitar mucho a nadie. En los 10 años de conocerlo solo me había visitado unas 5 veces y varias fueron porque pensó que moría, así que no, que Nick visitara a alguien no era algo casual.

¿Qué tenía que hablar con Steve? ¿Qué era tan importante como para que lo matan y así hacer que mantuviera la boca cerrada?

Al llegar a casa tomé una ducha y al salir vi mi viejo cuarto. No había estado allí desde que mamá me suplico pasar volver a vivir con ella y papá.

También había fotos por doquier, pero centre mi mirada en una sola. En ella estábamos Nat, mi padre, Steve, Nick y yo, después de reunirnos en New York para financiar los daños causados por Loki hacía un par de años. Fury me había consolado después de que Loki fuera extraditado a Asgard. Me había enamorado un poco de él y aseguraba que él también de mi, pero debía ser juzgado por sus crímenes. Me escucho hablar por horas, lo cual no pasaba, siempre solía darme una corta reflexión y se iba, pero ese día sentí como nuestro vínculo se consolidaba más. Ambos escuchamos y aprendimos cosas del otro y la última noche que lloré por el Dios asgardiano me ofreció el puesto en S.H.I.E.L.D.

Recordar ese momento solo me hizo sentir peor. Me quede allí, observando la foto y llorando en silencio porque a pesar de que sabía que no había nadie, no quería atacarme a llorar, de nuevo por el respeto a su memoria.

Pasaron unos 10 minutos y yo no había parado de llorar ni un segundo, pero algo me hizo detenerme, algo o alguien me estaba observando. Mire y me sorprendió ver esos familiares ojos grises mirándome estoicamente desde la sala de estar.

— ¿Cómo es que me encontraste? — le pregunté, pero como de costumbre no respondio. ¡Dios! Como me enfurecía que no lo hiciera — Te hice una pregunta — esta vez esperaba algo más pero él solo suspiro — ¡No tienes idea de cómo odio que tenga que conformarme con un simple suspiro o una mirada! — dije explotando — Vete

— No

— ¡QUE TE LARGUES! ¡Largate!  ¡Déjame en paz! Sé que sospechas de mí, que vigilas cada uno de mis movimientos. Crees que soy una amenaza para tu secreta identidad y para la organización para que trabajas. — le grité. Ya no podía contener más el enojo y la ira dentro — ¿Pero te has puesto si quiere a pensar que, aunque no tengo responsabilidad, me hice cargo de ti cuando más lo necesitabas? Te di comida, agua, te cure las heridas por las que no pregunte, TE ABRI LAS PUERTAS DE MI HOGAR SIN SABER QUIEN ERAS — Él solo me miraba con sorpresa en sus ojos — No te conozco... solo eres un tercero que me busca cuando está herido y que desconfía de mí y lo entiendo. Nuestra relación se basa principalmente en la desconfianza y el desconocimiento mutuo y sé que eso no va a cambiar... pero solo quisiera saber quién entra y sale de mi casa todas las noches, ¡A quien veo en la madrugada y curo sus heridas desinteresadamente! — Su mirada, aún fija en mí, reflejaba una emoción que mis ojos aún no lograban descifrar — ¡No tenía por qué ayudarte!

Aprovechando el momento me armé de valor y le pregunté

— ¿Quién eres? — era una pregunta que le había querido hacer desde hace tanto que casi lo había olvidado — No sé ni tu nombre. Para quien o en que trabajas no me importa — añadí rapidamente con el cñeo fruncido — ...pero al menos ten la confianza de decirme tu nombre...

Era evidente que luchaba consigo mismo. Sabía muy bien cómo se sentí, como se veía sobre todo. Tenía debates conmigo misma todo el tiempo. No comprendía qué consecuencias podría implicar el decirme su nombre, pero para él, al parecer, significaba mucho más.

— Si estuviera pensando en mí y ya habría dejado que te desangraras aquella noche en mi jardín, o todas las noches que venias todo golpeado — le espeté con enojo — ... pero... No quería que murieras... Te... quería.... — esas palabras parecieron sorprenderme más a mí que a él. Abrió bastante los ojos mientras profundizaba su mirada antes de abrir la boca para hablar, pero frenándose a sí mismo.

- Si no quieres decímelo... no lo hagas... Fue mi error —me dirigí directamente a mi habitación.

No estaba de humor como para tener una discución. Tampoco tenía la energía para tal cosa.

●●● (Cambio de narrador)

El soldado permanecía petrificado, la mirada baja y un profundo sentimiento de culpa pesando sobre él. Lyra tenía razón; siempre le había ofrecido su ayuda sin importar su pasado o su origen. Todas sus acciones altruistas brotaban del corazón, dedicadas a ese hombre a quien había salvado no hace mucho. Pero la verdadera pregunta era... ¿por qué?

Se levantó en silencio hacia el dormitorio en el cual había entrado ella. Al abrir la puerta vio que  ya estaba profundamente dormida y temblorosa por la fría corriente de aire que se colaba por unade las ventanas de su enorme habitación. Cerró la ventana y con una manta la cubrió. Se quitó algo alrededor del cuello y lo dejó en su mesa de noche con la mayor cautela para no despertarla, antes de sentarse en el diván de cara a la cama para verla dormir, intercalar miradas entre ella y la luna. 

OUT OF PLANS || Winter Soldier - Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora