Desperté como de costumbre y me arreglé para terminar el informe que tenía que entregar a las diez. Después de una buena noche de descanso las palabras fluían y rápidamente termine el informe. Me puse a pensar en la canción del otro día, tenía tantas dudas, pero no tenía la respuesta de ninguna de ellas, así que decidí escribir la letra y consultar con la doctora Miller ella seguro podría ayudar a resolver el huracán de preguntas de mi cabeza.
Después de entregar el informe, fui al consultorio de la doctora Miller, me adelanté unos cuantos minutos a la hora de nuestra cita y al llegar ella estaba tan confundida como yo.
— Lyra, que sorpresa — dijo mirándome — Pensé que nuestra cita era en una hora – está bien me adelanté más que solo unos minutos, pero eso no importa, yo necesitaba aclarar las dudas.
— Espero que no le moleste
— Para nada. Pasa, empecemos ahora — me senté frente a ella en su despacho monocromático — Y bien, ¿a que debo este progreso?
— Tengo ciertas dudas
— ¿Sobre qué? — preguntó ella con interés
— Ayer estaba algo estresada terminando un informe y las palabras no me fluían. No sabía cómo continuar y de repente me entró un impulso de tocar
— No habías mencionado que tocabas un instrumento antes.
— Lo retomé ayer, mi madre me llevó mi vieja guitarra.
— Y bien, ¿Cómo te sentiste?
— Bien, de hecho — fruncí el ceño — Se sintió como si nunca lo hubiese dejado...
— Me parece excelente, no veo qué problema habría con eso — expresó confusa y con su sonrisa intacta.
— Pues... cuando empecé a tocar, también canté y creé mi propia canción.
— Déjame ver la letra — pidió ella amablemente
Le entregué el papel en el que la había escrito y ella lo leyó. Sus expresiones cambiaban constantemente, sonreía y también abría mucho los ojos y cuando terminó de leerla me dijo;
— La letra es hermosa y todo...
— Pero... — la apresuré ansiosamente
— Lyra... estas enamorada — respondió ella con una amplia sonrisa
— ¿¡QUÉ!?
— El vocabulario que usas y el contexto me da a entender que te sientes atraída por alguien
— No... — negué incrédulamente.
— Estas enamorada - repitió la doctora Miller — Muy enamorada, ¿has conocido a alguien nuevo últimamente?
— Ehm... — obviamente no podía contarle sobre Barnes — No... — respondí un poco aturdida
— Lyra, es normal y muy hermoso. No te sientas avergonzada por los sentimientos que guardas — sonrió tratando de alentarme.
— Es que usted no entiende — continué aun en shock.
— He notado cambios de humor en ti desde hace unos meses. Me alegra que estes más abierta a la terapia y creo que — ya sabía a donde iba y no quería que lo dijera — esa persona en la que estás pensando puede ser la causante de eso
No, no, no, eso no podía ser posible yo no podía estar enamorada y mucho menos de Barnes. Él solo era un... ni siquiera sabía lo que era para mí.
Sí, sus ojos son muy lindos y es alto y su voz es tan... ¡agh! No importa, el punto es que no puede gustarme él.
— Pero...
— No tienes que responder ni decir nada ahora, te aconsejo que des un paseo por la ciudad con tu lindo cachorro para acomodar tus pensamientos — ordenó ella sonriente — Como sesión de hoy esta perfecto. Puedes irte Lyra.
Le agradecí a la doctora Miller y salí más roja que un tomate del consultorio pensando en lo que me dijo.
¿Cómo era posible que Barnes causara tal impacto en mi si según yo no me gustaba? No estoy admitiendo que me guste, solo no sé qué 'efecto' causa en mí.
Obedecí a mi psicóloga y saqué a Bailey al parque y fue imposible no volver a darle vueltas al tema. No solo a la conversación con la doctora. La noche del atentado, nuestras manos entrelazadas, nuestra creciente confianza...
Que te llamara linda.
Maldición.
Los siguientes días me ponía muy nerviosa cuando me miraba y mi torpeza se agudizaba cuando estaba junto a mi y pensé que me moriría de vergüenza.
Una de esas noches organicé la cocina distraidamente con los Airpods puestos mientras sentía la atención del soldado sobre mi. Volteé para recoger algo que estaba en la mesa y ponerlo en la cocina cuando Barnes me sujeto del brazo que estaba extendiendo para alcanzar el salero del comedor. Su gesto me tomo desprevenida y me quité los audifonos.
— ¿Todo en orden? — abrió la boca para hablar, pero no dijo nada, tenía los ojos bien abiertos y fijos en mí como si se hubiese paralizado. Noté un miedo reflejado en su mirada gris y no pude evitar alarmarme — ¿Barnes te encuentras bien? — pregunté con un tono más serio, pero dulce.
Esperé a que me respondiera, pero antes de que puediese volver a gesticula algo más, sentí un piquetazo en mi cuello. Siseé por el dolor mientas cerraba los ojos con fuerza, apretando firmemente el brazo de Barnes antes de sentir débiles mis piernas y percibir como colapsaba.
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OUT OF PLANS || Winter Soldier - Bucky Barnes
RomansaEl Soldado del Invierno fue enviado a una misión que lo deja malherido por una herida de bala. En el afán de conseguir asesoramiento médico llega al jardín de la casa del millonario Tony Stark en donde queda inconsciente por la falta de sangre. Par...