♡ : V - CARAMELO

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Después del numerito en la oficina, Jeongin no podía tener un viernes tranquilo, al menos no mentalmente. Estaba patéticamente tratando de calmarse con una ducha fría en casa, repasando aquel beso una y otra vez. Por más increíble que pareciera, no le había molestado el contacto, y en otro escenario y sin el título jerárquico de "jefe", además de su actitud acosadora, el beso de Hyunjin hubiera sido perfecto. Venga, que era el mejor beso que le hubieran dado en años.

Salió de la ducha, tratando de diferenciar si el beso fue auténtico o solo por la tensión de no perder su empleo. Seguía confundido.

21:30 hrs. Mensaje de Hwang Hyunjin:

"¿Estás ocupado?"

21:30 hrs.
"Estoy en casa. ¿Sucedió algo?"

21:31 hrs. Mensaje de Hwang Hyunjin:
"Quería hablarte sobre el proyecto con el Fashion Week. Hice varias cosas por mi cuenta, pero necesito de tu maravillosa agenda. Lamento haberlo mencionado tan tarde. Estuve ocupado todo el día."

21:22 hrs.

"¿Hacemos una videollamada?"

21:22 hrs. Mensaje de Hwang Hyunjin:

"De hecho, esperaba que aceptaras una invitación a cenar, ¿puedes?"

La toalla que le cubría la cintura cayó de golpe. Jeongin contempló la pantalla de su teléfono, sin saber qué contestar. Bueno, debía recordar que era una cena con objetivo laboral y ya; eso estaba escrito, sin ninguna insinuación o morbo. Y alto ahí, si se dejaba llevar por sus emociones, acabaría con otro strike en la lista negra de Hyunjin. Si el rubio se sobrepasaba o algo, ya lo resolvería.

Texteó una sencilla afirmación y que le indicara qué restaurante y en cuanto tiempo. Se llevó una sorpresa sumamente inquietante cuando leyó otro mensaje de Hyunjin:

21:25 hrs. Mensaje de Hwang Hyunjin:

"Si puedes salir ahora, sería perfecto. Estoy estacionado fuera de tu casa."

════ ∘◦❁◦∘ ════

—¿Desean ordenar ahora, señor? —preguntó la mesera, que no pasaba de los dieciocho años. Para ser su primer trabajo, agradecía tener un par de clientes tan sensuales y extranjeros. Un pelinegro y un australiano. Lo había adivinado por los acentos.

—No, preciosa, ¿podrías volver en cinco minutos? —respondió con naturalidad Hyunjin, guiñando un ojo.

La chica se retiró en seguida. Hyunjin sonrió de lado, disfrutando del ambiente. El restaurante era un cinco estrellas, con un palco VIP con vista a toda la ciudad de Nuev York, música en vivo, comida y bebidas de primera calidad, con trato preferencial por ser cliente regular y lo que más le encantaba: un menú exclusivo de cortes de res. Era fanático de la carne desde que tenía memoria. Que va, si los vegetales no existieran, él sería el hombre más agradecido.

Por su parte, Jeongin estaba hecho un manojo de nervios. Se encogía en su asiento, cubriendo su cara con la enorme cartilla color marrón. No se había atrevido a mirar a Hyunjin desde que abrió la puerta de su casa y se subió al Mercedes descapotable de su jefe. Estaba más nervioso que un camarón a punto de ser freído en aceite y rellenado con sal. En primer lugar, no podía evitar pensar que Hyunjin empezaría a acosarlo de un momento a otro y gracias a eso, no podía leer en santa paz.

—Ya decidí, ¿tú que tal, Jeongin?

—Ah... Sí, creo que ya sé q-que pedir —tartamudeó, sin bajar la cartilla.

Buen chico, Jeongin ❁ HyunInWhere stories live. Discover now