Es solo una... Pesadilla

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Pedri:

Despertar con Morgan a mi lado hizo que inmediatamente una sonrisa apareciera en mi rostro.

No nos habíamos movido mucho desde que nos acostamos porque nos habíamos dormido abrazados, pero ahora, prácticamente la tenía encima de mí. Tenía envuelto mi torso con sus brazos y una de sus piernas estaba sobre mi estómago, parecía un monito colgado.

Miré la hora en mi mesita de noche. Eran casi las once.

Nos habíamos dormido tarde, o bueno, en realidad ella se había mantenido despierta hasta altas horas de la noche, imaginaba que seguía preocupada por su abuela y yo no había podido dormir por estar preocupado por ella.

En el tiempo que había conocido a Morgan, me había dado cuenta de que tenía un gran corazón, y debía de ser uno realmente enorme considerando que aún se angustiaba por su abuela, a pesar de cómo la había tratado.

No quería despertarla, pero tenía que hacerlo porque tenía entrenamiento y no podía moverme sin tener que moverla a ella también. Fue en el momento en el que lo hice, que me di cuenta de algo.

Me puse de pie y sonreí al ver que no se había despertado. Acababa de descubrir que Mor tenía el sueño pesado y al verla ahí, respirando tranquilamente, un deseo inexplicable nació en mí. No me retuve, me acerqué para retirar el pelo de su rostro y darle un beso en la frente.

Me detuve en seco.

Sus párpados.

Sus párpados estaban hinchados. Como si hubiera estado llorando toda la noche.

Pero yo no la había escuchado.

Me acerqué y le besé la frente, me detuve más tiempo del debido, pero no podía apartarme. Su piel estaba caliente. 

Me separé para irme al baño de mi habitación y darme una ducha.

No podía dejar de pensar en lo preocupada que debería de haber estado como para llorar toda la noche y cuando salí, la vi removerse en la cama. Decía algo entre sueños.

—Déjame, por favor...

Su voz sonaba apagada porque había ocultado la cara en la almohada.

—Suéltame...

Y una vez que escuché eso, me apresuré para llegar a su lado y despertarla. Me incliné sobre una rodilla para llegar a la altura de la cama.

—Mor—dije, despacio porque no quería asustarla.

—Déjame ir, por favor...

—Mor—esta vez un poco más fuerte y llevé una mano a su hombro.

—Déjame...

—Mor—comencé a sacudirla.

—Déjame, déjame, es que no me ves...

—Mor—metí mi mano para sujetar su mejilla y hacer que se levantara.

—Papá...

Me quedé de piedra y fue en ese instante que se despertó.

Sus ojos azules, ahora se veían grises debido a las lágrimas.

—¿Pedri?—pregunto Mor, su voz era ronca.

—Estabas teniendo una pesadilla—susurré y me senté en la cama, a su lado. 

Vi como Mor se llevaba las manos hacia sus mejillas, comenzó a limpiarse las lágrimas con un poco más de fuerza de la necesaria.

—Gracias por despertarme—respondió y bajó la mirada, como si se sintiera avergonzada.

—¿Qué estabas soñando?—pregunté, despacio. No iba a negar que de verdad estaba un poco nervioso, esa última palabra que había soltado en sueños hizo que todo mi cuerpo se tensara.

IT'S JUST A MISTAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora