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‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ AÚN NO TERMINABA DE DECIDIRLO PERO FIELMENTE SOSPECHABA DE QUE AQUEL HABÍA SIDO EL ERROR NÚMERO UNO. Volverse más una figura de lo que normalmente lo estaba siendo. Convenientemente, ella era sólo conocida por policías y personas de "allí arriba" hablando claro, de agentes del gobierno y no de muertos.
Aunque seguro también era conocida entre los muertos.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎El problema era que ahora se había hecho conocida ante la gente común y corriente, y si bien muchos policías estaban de acuerdo con ella en que bien muertos estaban los mierdas aquellos, ese simple pensamiento era más recurrente en persona corrientes.
Y, también era un pensamiento recurrente en Patrick Jane. Quién ante un descuido suyo, ya sabía quién era. Sin embargo no era como si a él le interesara arruinar la naciente carrera de la justiciera, de todos modos eventualmente la terminaría descubriendo si se le diera por investigar.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Pero esa era una de las ventajas que tenía ser poco conocido; menos personas se proponían encontrarla.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Si bien él no se lo había propuesto, allí estaba, la había descubierto y fácil era encontrarla. Pero decidió dejar el tema estar porque respetaba aquel móvil de vida de la azabache de figura esbelta que había visto hace un par de días. Desearía haber dejado estar todo así cómo así, pero no pudo.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎California era un estado grande, el tercer estado más grande del país. Contaba con cuatrocientos kilómetros cuadrados, innumerables estaciones de policía, innumerables edificios gubernamentables y ni hablar de la cantidad de registros civíles que habían.
Sin embargo ahí tenía que ir él con su jodidísima mala suerte. Sólo a él se le había ocurrido intentar bromear con quién -creía que- era su amigo, el gran agente Cho. No contaría con que él seguía molesto con él, y no le haría de buen gusto que comience a jugar con el auto en círculos cuando tenía que subirse a su lado, y ante el hartazgo le rompiera su carnet de conducir.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Y allí estaba, haciendo una estúpida fila enorme él sólo. Porque claro, no pensaba quedarse sin poder manejar por culpa de quién creía que era su amigo. En un inicio pensó en que podía manejar de todos modos sin carnet hasta que Lisbon lo regañó y lo dejó personalmente en el registro civil.
Era rápido, las pruebas no las tenía que hacer porque el registro estaba renovado de hace dos meses. Era solo rehacer la foto y ya.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Sin embargo cuando la fila avanzó se dió cuenta de que no se iría tan rápido como creía, porque esperándolo en su puesto de trabajo, estaba ella.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎Estaba seguro de que era más o menos de su edad, pero sufría de algún tipo de inseguridad o complejo que la hacía actuar como alguien de veintis, tenía multiples anillos en ambas manos y el cabello amarrado en un moño desarreglado.

MADNESS; Patrick Jane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora