Cuando Izuku despertó a la mañana siguiente, se dio cuenta de que tenía una enorme laguna mental. Recordaba fragmentos de su conversación con Bakugou, pero entre la sexta y la octava cerveza, su memoria había comenzado a volverse borrosa. Esto no habría sido tan importante si Bakugou no lo hubiese estado evitando durante toda la semana.
Era más que evidente que había hecho algo mal, o peor aún, había dejado que su bocota lo metiera en algún problema. Izuku no se engañaba a sí mismo, sabía que era un bicho raro; asustar a las personas parecía ser su especialidad, pero si había alguien a quien de verdad no quería asustar era a Bakugou. Por eso, se armó con todo el valor que pudo reunir, y se decidió por ir a buscarlo esa misma tarde. Tenía un plan sólido; le pediría disculpas por lo que fuera que hubiera dicho, y si Bakugou aún quería evitarlo, entonces no habría más que hacer.
Bueno, en realidad sonaba mucho más fácil de lo que realmente era. Izuku estaba aterrado. No quería que Bakugou dejara de hablarle, aunque en el fondo sabía que si aquel chico no podía aceptarlo tal y como era, entonces no valía la pena el esfuerzo. Izuku se apretó la cabeza con las manos; si tan solo pudiera recordar lo que había hecho, todo sería mucho más sencillo, pero no había nada. ¡Absolutamente nada!
Su último recuerdo era estar en el auto, pero estaba tan confundido al despertar que no recordaba mucho. Sabía que Kirishima lo había dejado en su habitación, ¿Bakugou se había enfadado por eso? Izuku lo descartó; Bakugou ya lo había visto ebrio antes y no se había molestado. Entonces, ¿qué era? ¿Habló demasiado sobre cómics? ¿Había revelado que tenía un pijama estilo mameluco de Spider-Man? ¿Había confesado su extraña afición juvenil de coleccionar tazos de Pokémon? Todo eso sonaba un poco vergonzoso para un adulto, pero no lo consideraba tan grave como para que Bakugou lo evitara de esa manera. ¿Quizás había vomitado? Imposible, estaba seguro de que al menos se habría acordado de eso.
Incluso Kirishima se había negado a darle cualquier tipo de información. El chico parecía aún más reservado que el mismo Bakugou. Además, también estaba todo ese rubor sospechoso en el rostro de Kirishima cuando le preguntó sobre esa noche. Era obvio que sabía algo. Algo que no quería compartir por algún motivo que Izuku desconocía.
Izuku suspiró.
No había nada más que hacer. Si quería resolver esto, tenía que enfrentar el problema de forma directa. Tomar al toro por los cuernos, o como fuera que la gente solía decir.
Izuku respiró hondo y llenó sus pulmones de una buena cantidad de aire. Contó hasta cinco y se acercó a los corrales, donde Bakugou se encontraba de espaldas, trabajando. Izuku no perdió de vista como esos amplios músculos se tensaron al levantar un enorme saco de alimento para animales del suelo.
El corazón de Izuku subió por su garganta y sus manos empezaron a sudar.
—Bakugou, ¿podemos hablar? —dijo con la voz más segura que pudo reunir, pero Bakugou parecía demasiado distraído en sus pensamientos como para escucharlo—. ¡Bakugou! —Izuku gritó.
Entonces uno de los caballos reaccionó nervioso. Bakugou dio un salto cuando el animal se le vino encima, pisó un charco de lodo y se resbaló. El saco cayó sobre él.
—¡Mierda! —gritó Bakugou, y apartó el saco de un empujón. Parecía bastante molesto.
Izuku se agachó preocupado.
—Oh, Dios mío, lo siento mucho, no quise asustarte.
—¿Quién fue el maldito idiota, qué...? —Cuando Bakugou se dio cuenta de que era Izuku quien estaba frente a él. Su rostro se puso pálido de repente—. ¿Izuku? ¿Qué carajos haces aquí?
—Quería hablar contigo —dijo y sus mejillas se encendieron.
—¿Querías matarme? ¿Por qué mierda le gritas a los caballos?
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El Coplero del Amor [BakuDeku]
Fanfiction"Bakugou no era un hombre que se impresionaba fácilmente. Tenía un carácter difícil y, a sus cortos dieciocho años, nunca había sentido los estragos del amor. No tenía tiempo para esa mierda, no cuando estaba encargado de dirigir a hombres que, por...