CAP. 54 "Epilogo 2."

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(octubre 9, 2022, Nueva York, N.Y. USA.)

(Serena Maxwell McNamara de Hunter)


Hoy mis hijas cumplen un año y yo estoy aquí, de misión como el agente Inmortal, llevando a cabo una misión importante.


Alguien había robado documentos importantes del gobierno y sobre todo, la muestra de una sustancia secreta; el rumor al investigar era de una nueva droga, la cual era totalmente mentira, la sustancia era una muestra de la primera vacuna contra el cáncer, un logro científico que estaba por ser aprobada por la FDA, elaborada por un grupo de médicos, bacteriólogos y virólogos, especialistas en enfermedades infecciosas.


No sé cómo el estúpido espía que robo la sustancia, confundió a un científico medico con un ingeniero químico, pero en fin el robo sucedió aquí en Nueva York; la información que robaron tenía poco que ver con la sustancia en sí, pero mucho que ver con las pruebas de viabilidad para su aprobación médica.


También había documentos de alta seguridad sobre los avances en el combate a las plagas que azotan los campos de trigo, cebada y maíz, no solo en el país sino también en el mundo.


Así que voy disfrazada de una joven liberal con un pequeño pantaloncillo, una camiseta y una chaqueta, escuchando música en mi teléfono, llevando botas altas y una pequeña mochila como bolso, he estado siguiendo al ladrón y sé qué hará la entrega aquí en el metro de Nueva York, así que fingiendo despreocupación bajo las escaleras del metro en Time Square, para entrar a los andenes; cuando llego al último escalón, un arma me apunta a la cabeza, mientras otra sale del otro lado del muro.


Reacciono rápidamente, dando un golpe hacia arriba desviando el disparo, mientras le doy una patada al atacante de la derecha, tirándole el arma, luego sujeto al de mi izquierda jalándolo y desarmándolo a la vez, poniéndolo frente a mi como escudo, por si el otro dispara, al hacerlo de doy un fuerte golpe que lo atonta mientras que me agacho y disparo contra su compañero por en medio de las piernas del hombre que uso como escudo, deshaciéndome de uno; mi escudo humano reacciona sacando su cuchillo, el cual retiro de mi camino sosteniendo su mano, mientras paso el brazo por debajo del suyo y le sujeto del chaleco antibalas que lleva, al tiempo que le conecto un rodillazo en el estómago y con un golpe de codo en el antebrazo, le disloco el hombro, quitándole el cuchillo el cual uso para rematarlo enterrándolo por un costado entre la tercera y cuarta costilla, Ahora tenia su pistola y su cuchillo; use su pistola para rematar al otro atacante y seguí mi camino por el andén del metro, sabía que habría más atacantes, pero estaba preparada.


Saco de mi mochila mi cinturón especial para mis armas y me lo pongo, antes de ir a buscar los problemas. Sabía que la entrega se haría en uno de los trenes, así que debía abordarlo y recuperarlo, pero al parecer el comprador tenía mucha seguridad.


El tren aun no llegaba pero faltaba poco y al acercarme vi al primer guardia al que degollé al llegar desde atrás y al hacerlo este disparo alertando de mi presencia, por lo que le encaje el cuchillo una vez más y saque mi propia pistola, dándole una patada al hombre para derribarlo y que no me estorbara; otros dos hombres salieron de detrás de los pilares cercanos y comencé a disparar y a pelear, pues al estar en movimiento no era un blanco fácil, acabe con tres hombres antes de llegar a otros dos, con los cuales también tuve que pelear, como traían equipo de protección , era más difícil matarlos, así que tenía que pelear y golpear en puntos específicos, rompiendo uno que otro brazo y disparando a quemarropa. A través del visor de sus cascos.


Por fin al llegar el tren en el andén solo había cadáveres de doce hombres y del comprador. Al revisarlo resulto que era una empresa farmacéutica francesa la compradora, lo que no me importo ni un poco. Entro al tren tras recargar mis armas y voy por el espía ladrón.


Lo encuentro en el vagón siete, este al verme sabe que no soy la compradora, por lo que le digo

-Entrégame lo que robaste y te dejare ir con vida, de lo contrario lo lamentaras. Hoy debería estar en otro lugar haciendo algo mucho más importante que recuperar lo que robaste.

- ¿Y yo que gano con entregártelo? me contrataron para robarlo y lo hice. - me dice

-Sales ganando pues ya te pagaron un adelanto o no, como dije si lo entregas te dejare ir, de lo contrario tendré que matarte. - le digo el hombre se ríe, al parecer no cree que pueda detenerlo.


El hombre se acerca, yo no me confió y estoy alerta, cuando está cerca intenta atacarme, pero le sujeto el brazo jalándolo hacia mí, mientras me giro y en un rápido movimiento lo suelto, a la vez que le doy una patada de giro, lanzándolo contra las bancas del metro. El golpe lo deja algo atarantado, lo que aprovecho para esposarlo y tomar el portafolios e ir hasta la puerta corrediza del tren.


Tomo el contenido del portafolios y lo pongo dentro de mi mochila, y al parar el tren salgo como si nada. Los refuerzos habían llegado y arrestaron al ladrón espía, mientras yo desaparecía en la noche. La policía no sabía que había pasado, solo que debían arrestar al hombre que estaba esposado en el tren, por espionaje industrial y atentado criminal; eso lo tendría en la cárcel por varios años, los del FBI lo llevarían a una cárcel de máxima seguridad,


Rápidamente me dirijo al Hotel Plaza, en donde Papá, Nana, Max y mis hijos esperan para festejar su cumpleaños.

- ¿Tenías que hacerlo sola? - pregunto Max

-Amor, dudo que tú te hubieras podido acercar sin ser notado, mira que he sido cuidadosa y me descubrieron, así que tuve que pelear; y mira que me vestí para parecer una neoyorquina cualquiera, despreocupada y fiestera y me notaron ¿crees que me veo bien? - le pregunto

-Serena, vete a cambiar, Cielos eres una mujer casada, no le coquetees a cualquiera. - Me dice molesto, mientras todos nos miran

-¿Coquetearle a los demás? Pero a quien, si aquí no hay nadie más que tu. - le digo, dándole a entender que para mí no hay nadie más

-Vamos, tus hijos esperan. - me dice Max sonriendo

-Huy si, ya me apuro. - digo y salgo corriendo a cambiarme.


Antes de salir de la recamara, tomo los regalos que les había comprado a mis pequeños, son tan hermosos e inteligentes, que tienen a su padre en vilo. Esa noche festejamos el cumpleaños de mis gemelos y más tarde escribí el informe que imprimí en la consabida hoja negra especial, hice los empaques de los sobres y los envié por mensajería urgente.


Mi vida no era la de una persona normal, pero yo no era una mujer normal, era un genio, agente secreta y empresaria, además de esposa y madre, la vida estaba llena de problemas y la mía no estaba excenta de ellos, pero hacer malabares y equilibrios para cumplir con todo, era lo mío, eran como los llamaba mi padre, simplemente Los Líos de Serena.




FIN.

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⏰ Última actualización: Jan 23 ⏰

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