02.10 Frenemy

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—Tú no eres solo un hombre lobo beta

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Tú no eres solo un hombre lobo beta... Eso es verdad. Eres mucho más especial de lo que imaginas. Pero especial no siempre quiere decir mejor... —el hombre soltó una pequeña risa, negando como la cabeza como si un pensamiento divertido hubiera llegado a su mente y deseaba apartarlo—. Ahora dime, ¿cuántos son ustedes en total?

Bill se sentía completamente desorientado, no quería responder pero ya no parecía una opción hacerlo o no, sin tener control de su cuerpo y de las palabras que se escapaban sin control de sus labios.

—Somos... nueve. —dijo Bill, intentando con todas sus fuerzas mantenerse en silencio pero sin lograrlo.

Observó una vez más al hombre frente a él, que aún sostenía el arma con la cuál le habían disparado en el torso, la herida ya se estaba curando pero había logrado adormecerlo y sentía cómo todo su cuerpo se encontraba nublado en una bruma oscura que no le permitía controlar sus propias acciones.

No podía moverse, así que se mantuvo en su propio lugar, esperando a que el hombre lo deje ir, a que todo termine de una vez.

—¿Nueve criaturas existiendo en este pueblo? Oh... Pero no podemos permitir eso. Ahora que la guerra a comenzado necesito que me des todos sus nombres, ya sabes, debemos conocer bien a nuestro enemigo.

El hombre se acercó a Bill y lo tomó con fuerza por la cara para hacer que suba su rostro y lo mire a los ojos, allí frente a él, el abuelo de Allison: Gerard Argent.

En plena luna llena, Bill se sentía completamente paralizado en su lugar, sin oportunidad de poder moverse, sentía cómo su lobo quería despertar, atacar al hombre frente a él pero algo en esa bala que le fue disparada sin contemplación lo había debilitado de una extraña forma.

No era como la que le dieron a Derek ese primer día que conocieron a Scott y Stiles, no, era distinta. Estaba logrando que Bill revele información que no quería y estaba logrando que obedezca cada orden del hombre que tanto le gustaría atacar.

—Dime sus nombres. Todos los nombres. —ordenó el anciano, Bill le enseñó sus dientes afilados, que eran los únicos que había logrado mantener en su transformación, pero no pudo hacer más que eso, su cuerpo seguía sin poder moverse.

Pronto y con desesperación, Bill se escuchó dándole la respuesta, enumerando todos los nombres de aquellos amigos a quienes estaba traicionando—. León Deaton, Erica Reyes, Vernon Boyd, Isaac Lahey, Jackson Whittemore, Lydia Martin, Scott McCall, Derek Hale y... y yo.

—Y tú... Por supuesto que tú. —dijo el hombre, había estado anotando todos los nombres en una pequeña agenda que se aseguró de volver a guardar una vez que terminó de escribir—. ¿Y tú eres el único que ha mostrado esta particularidad?

—Ni siquiera sé que significa el color de mis ojos. —dijo Bill sin control, solo unos minutos atrás había observado su reflejo en el lago, notando la peculiaridad del color reflejado que no era nada de lo que él había esperado.

IRIS ★ Stiles StilinskiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora